
© Pexels Rebecca Zaal

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La educación en derechos humanos (EDH) es fundamental para comprender, proteger y promover la dignidad humana. Además de abordar las causas profundas de las violaciones, empodera a las personas —especialmente a quienes sufren abusos— para exigir respeto, igualdad y justicia, y fomenta su participación activa en la defensa de sus derechos.
La EDH es un proceso continuo y transformador, accesible a cualquier persona, en cualquier momento y lugar. Permite:
La EDH se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en otros tratados internacionales, y se sustenta en una metodología inclusiva, participativa y adaptada a las necesidades de cada colectivo.

“La educación en derechos humanos es un proceso continuo y transformador que permite a todas las personas conocer, ejercer y defender sus derechos.”
La educación en derechos humanos (EDH) es fundamental para abordar las causas profundas de las violaciones de derechos, fortalecer el pensamiento crítico y fomentar actitudes basadas en la igualdad, la dignidad y la justicia.
A través de la EDH se busca:
La educación en derechos humanos también fortalece valores y capacidades esenciales para la transformación social:
Además, la EDH facilita la acción y la participación democrática:
La educación en derechos humanos es, ante todo, un proceso continuo y transformador que combina conocimiento, reflexión y acción. Su eficacia radica en conectar el aprendizaje con la acción y en fomentar una cultura de participación, diálogo y respeto en todos los ámbitos de la vida.
De este modo, la EDH se convierte en una herramienta de empoderamiento personal y colectivo, capaz de impulsar sociedades más justas, equitativas e inclusivas.


“ME VEO COMO EDUCADORA (...) sOY EL PRESENTE TRATANDO DE HACER UN CAMBIO PARA EL FUTURO. AUNQUE NO PUEDA DISFRUTAR DE ESE CAMBIO, SÉ QUE LAS GENERACIONES FUTURAS LO HARÁN.”
Yoshi García, activista juvenil salvadoreña

Malala Yousafzai, activista paquistaní por la educación
¿Quieres saber quién es Malala y por qué es importante? ¿Quieres saber qué defiende y que le sucedió?
La educación en derechos humanos (EDH) puede desarrollarse en contextos formales, no formales e informales: en escuelas, universidades, comunidades locales, organizaciones sociales, instituciones públicas y entornos profesionales.
Los enfoques más eficaces —según la experiencia de Amnistía Internacional— se basan en metodologías que ponen a las personas en el centro del aprendizaje y fomentan la acción transformadora:
La EDH también se integra transversalmente en la vida cotidiana, mediante actividades dinámicas como talleres vivenciales, foros, cine-debates o círculos de estudio, adaptadas a las necesidades de cada colectivo.
Finalmente, los enfoques interculturales y de género garantizan la inclusión y el respeto de todas las identidades, atendiendo especialmente a quienes sufren discriminación y desigualdad. Así, la educación en derechos humanos promueve la apropiación, defensa y exigibilidad de los derechos, fortaleciendo las capacidades para la denuncia, la protección y la transformación social.

“La educación en derechos humanos se imparte a través de metodologías inclusivas, participativas y orientadas a la acción que ponen a las personas en el centro del aprendizaje y las convierten en agentes de cambio social.”
Toda persona tiene derecho a recibir formación en derechos humanos a lo largo de su vida.
La responsabilidad principal de garantizar este derecho recae en los Estados, que deben implementar políticas educativas inclusivas, accesibles y de calidad en todos los niveles y espacios de aprendizaje, en cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de otros tratados internacionales.
Sin embargo, el mandato internacional y el enfoque de Amnistía Internacional reconocen que todas las personas y órganos de la sociedad –incluidas las organizaciones sociales, los medios de comunicación, las comunidades y las familias– tienen un papel esencial en difundir, promover y practicar los valores de respeto, igualdad y justicia.
La educación en derechos humanos (EDH) debe ser transformadora, inclusiva e intercultural, adaptándose a las realidades y necesidades de cada colectivo, con atención especial a quienes históricamente han sufrido discriminación o exclusión.




