En julio de 2013, el monarca de Bahréin emitió un draconiano decreto que prohibió indefinidamente las manifestaciones, sentadas y reuniones públicas en la capital, Manama.
“Bahréin ha sufrido una espiral descendente continua de represión en los últimos tres años y la rápida reducción del espacio para la libertad de expresión y de reunión”, añadió Said Boumedouha.
También han sido detenidas muchas otras personas, incluidos periodistas y activistas pro derechos humanos.
Amnistía Internacional sigue recibiendo informes de torturas en centros de detención de Bahréin.