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Se insta al Congreso guatemalteco a resistirse a los intentos de volver a aplicar la pena de muerte

Álvaro Colom, presidente de Guatemala. Autor Surizar bajo licencia cc by-nc
abolir la pena de muerte



La pena de muerte es una pena cruel, inhumana y degradante, y viola el derecho a la vida tal como aparece proclamado en la Declaración Universal de Derechos HumanosGuadalupe Marengo

Más de dos tercios de los países del mundo, y también la mayoría de los países de América, han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica. Incluso Estados Unidos, que es el único país de la región que lleva a cabo ejecuciones de forma habitual, muestra señales de estar dando la espalda a este trato inhumano y degradante. Si el Congreso allana el camino al regreso de la pena de muerte, Guatemala estará yendo en contra de esta tendencia positiva.





La ejecución de quienes cometen delitos terribles no servirá de disuasión. Estudios realizados en todo el mundo demuestran que la pena de muerte no tiene un efecto disuasorio especial y, lejos de convertir la sociedad en un lugar más seguro, tiene un efecto embrutecedor sobre ella. Los homicidios autorizados por el Estado sólo sirven para aprobar el uso de la fuerza y perpetuar el círculo de violencia

El Congreso guatemalteco debe votar por abolir la pena de muerte, en lugar de regularla, y debe abordar los problemas reales que subyacen tras la delincuencia. La policía y el sistema judicial deben estar equipados para erradicar la impunidad, y el gobierno debe abordar la desigualdad y la discriminación.

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