A right, not a crime: Violations of the right to freedom of assembly in Russia
La intransigente respuesta dada a la sucesión de manifestaciones que han tenido lugar en Moscú en febrero y marzo de este año muestra cuán difícil y peligroso resulta ya organizar protestas y participar en ellas
- Todas las concentraciones públicas han de autorizarse con antelación, salvo si se celebran en zonas remotas designadas para ello. Las infracciones se sancionan con fuertes multas a organizadores y participantes. Las personas acusadas de ofrecer resistencia a la policía pueden quedar detenidas hasta 15 días.
- Las reuniones organizadas por personas con opiniones críticas, disidentes o minoritarias no se autorizan casi nunca en los lugares solicitados.
- Sólo pueden realizarse si autorización piquetes individuales, e incluso en estos casos se vienen poniendo arbitrariamente obstáculos en los últimos meses.
- Las reuniones espontáneas son consideradas automáticamente ilegales y, por lo general, disueltas. Quienes participen en ellas, aunque sean pacíficas, se exponen a ser detenidos de manera arbitraria, con el riesgo de que les multen o les tengan recluidos brevemente
prohibición de las protestas, la dispersión violenta y detención arbitraria de los manifestantes y la inacción de los tribunales para hacer respetar el derecho a la libertad de reunión
Durante 2013 y a principios de 2014 se negó la autorización a todas las acciones públicas que los activistas de Amnistía Internacional quisieron realizar en zonas concurridas de Moscú
En cambio, las manifestaciones en favor del gobierno se permiten celebrar a menudo en lugares que se les niegan a las voces disidentes, e incluso en zonas oficialmente prohibidas.