Empresas de telecomunicaciones, incluidas las que son propiedad de Telekom Austria Group y Turkcell
La tecnología a menudo refuerza la libertad de expresión, pero en Bielorrusia el riesgo de represión ha aumentado con la expansión de la tecnología de las comunicaciones.
el miedo a la vigilancia tiene un impacto sobre la intimidad, la libertad de expresión, la libertad de reunión pacífica y la libertad de asociación.
Tareas sencillas, como buscar financiación para sus organizaciones, hacer llamadas telefónicas o concertar reuniones, entrañan un gran riesgo
Amnistía Internacional insta al gobierno de Bielorrusia a que establezca controles y contrapesos en las prácticas de vigilancia para que se ajusten a las normas internacionales de derechos humanos.
- Velcom es una una filial exclusiva de Telekom Austria Group. Telekom Austria dijo a Amnistía Internacional que estaba obligada a respetar la legislación bielorrusa. No publica información sobre cómo se gestiona el acceso a los datos de los clientes de Velcom. Telekom Austria pertenece mayoritariamente a América Móvil. América Móvil no ha respondido a las cartas de Amnistía Internacional.
- El 80 por ciento de Life:) pertenece a la empresa turca Turkcell, y el 38 por ciento de ésta es propiedad de la empresa sueca Teliasonera. Teliasonera contó a Amnistía Internacional que su política de empresa es contraria al acceso directo a los datos de telecomunicaciones, pero sostiene que no puede asumir responsabilidades por la manera de actuar de Turkcell porque no es la accionista mayoritaria. Turkcell no ha respondido a las cartas de Amnistía Internacional.
- MTS está participada por la empresa rusa MTS y por Beltelecom, la empresa pública de telecomunicaciones de Bielorrusia. MTS (Bielorrusia) no ha respondido a las cartas de Amnistía Internacional.
La vigilancia intrusiva no es un fenómeno nuevo en Bielorrusia; lo que ha cambiado es que la tecnología la está llevando a otro nivel.