“Las indignantes condenas de miembros de la Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos por su activismo de derechos humanos, sumadas al demoledor historial de derechos humanos que ya tiene Arabia Saudí, constituyen una burla adicional de su obligación, como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, de respetar las normas más estrictas en materia de derechos humanos”, ha afirmado James Lynch.
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