“Cuando quería dormir por la noche, no me dejaban. Hacían ruido de diferente manera, incluyendo golpes constantes en mi puerta. Los 97 días transcurrieron así. Sólo tenía 17 años...”
“confesión” obtenida bajo tortura
Saman por fin pudo hablar con su familia,
le habían arrancado uñas de pies y manos y le habían propinado palizas