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Manifestación de enfermeras en Los Ángeles, agosto de 2020

© REUTERS/Lucy Nicholson. Manifestación de enfermeras en Los Ángeles, agosto de 2020

Blog

Sleepy Joe, Crazy Uncle Trump: elecciones y derechos humanos

Blanca Hernández Martín (experta sobre EEUU en Amnistía Internacional España),

A menos de quince días de las elecciones, hoy jueves el presidente Donald Trump y el candidato Joe Biden van a volver a debatir sobre la situación de EEUU y sus planes para el país. Es poco probable que Sleepy Joe (Durmiente Joe), como Trump llama a Biden de manera poco cariñosa para que quede bien acentuada su edad, o Crazy Uncle Trump (Tío Loco Trump), término que fue trending topic tras el evento televisado que sustituyó al segundo debate presidencial, mencionen los derechos humanos de manera explícita, pero sin duda están en juego, quizá más que nunca.

En varios estados, principalmente sureños, las personas no blancas tienen mayores dificultades para ejercer su derecho al voto. Por ejemplo, por culpa de obstáculos para poderse registrar en el censo electoral; además de para obtener la documentación necesaria para votar, que, de manera desproporcionada afroamericanos, nativos americanos y personas mayores no tienen. Esa desigualdad también se manifiesta con claridad en que estas minorías se enfrentan, con mayores probabilidades, a tener que sufrir largas esperas para poder ejercer el derecho al voto, dándose casos de esperas de varias horas en determinados condados, mientras que en otros el proceso es mucho más sencillo. Aunque el resultado de estos escollos es difícil de medir, tiene considerables consecuencias en un sistema electoral como el americano en la elección de su presidente, sobre todo cuando los resultados son ajustados en algunos de estos estados.

Pero las implicaciones que estas elecciones tienen sobre los derechos humanos, tanto de los y las ciudadanas estadounidenses como del resto del mundo, no se limitan ni muchísimo menos a el propio desarrollo de las elecciones. El derecho a la igualdad y la no discriminación está encima de la mesa para retomarse (o no) cuando decidan al nuevo presidente: desde la posible reforma de las prácticas discriminatorias de los diferentes cuerpos policiales y el sistema judicial de EEUU, a las medidas antidiscriminación para el acceso al empleo y la educación, o la protección de los derechos humanos de las personas LGBTI

La gota que colmó el vaso: la muerte de George Floyd

En los últimos meses varios de estos puntos han tenido un gran protagonismo en los medios de comunicación, especialmente la necesidad de cambios sobre la actuación policial en EEUU a raíz de la muerte de George Floyd en Minesota a manos de un policía. Miles de personas se han manifestado de manera constante durante meses exigiendo justicia y cambios para que las personas pertenecientes a una minoría racial, especialmente los hombres afroamericanos, no sean sometidos a esta violencia institucional. La lista de vidas truncadas por la violencia policial durante décadas es dolorosamente larga y se extiende por toda la geografía del país. Estos hechos no surgen de la nada, no son fruto exclusivo de un policía que, a nivel individual, decide actuar de una manera desproporcionada con consecuencias fatales, sino que hay un problema estructural detrás que debe ser abordado. La trágica muerte de George Floyd ha reavivado un movimiento que, a pesar de su triste origen tiene en su haber resultados positivos contantes.

A esta compleja situación se le suma la necesidad de que el gobierno emprenda acciones concretas contra la violencia armada, que nuevamente afecta de manera desproporcionada a las minorías raciales, siendo las personas afroamericanas el 59% de las víctimas mortales de las armas de fuego.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla en un mitin en octubre de 2020

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla en un mitin en octubre de 2020 AP Photo/Ross D. Franklin

El presidente Trump, sin embargo, ha indicado claramente que no va a promover desde el gobierno federal ninguna reforma. Además, ha mostrado en más de una ocasión su desacuerdo con los manifestantes y ha mostrado su rechazo a cualquier iniciativa de reforma o transformación policial a pesar de las masivas manifestaciones extendidas por todo el país.

Derecho a la salud

Recientemente, en tiempos de pandemia de la COVID-19, el gobierno de Trump ha denunciado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por supuesto favoritismo hacia China y por haber gestionado mal la pandemia a nivel internacional. Por ello ha decidido retirarse de esta organización de cooperación medica internacional a pesar de haber participado activamente en su fundación en los años 40, y retirar la financiación que aporta. Sin embargo, esta retirada de la OMS no entra en efecto hasta dentro de un año y un nuevo presidente, o el propio Trump, podría anularla. Joe Biden ya ha anunciado que si ganara las elecciones suspendería esta retirada y apoyaría los esfuerzos de cooperación internacional en la lucha contra el virus. El derecho a la salud sexual y reproductiva también está en juego en estas elecciones, tanto por las políticas nacionales que se pudieran derivar de un nuevo equilibrio en el Tribunal Supremo (tras la muerte de Ruth Bader Ginsburg) contrario a mantener el derecho al aborto legal en EEUU, como por las políticas más restrictivas impuestas sobre estos servicios de salud (incluyendo el acceso a los anticonceptivos, por ejemplo) en la cooperación médica internacional que ejerce EEUU. De manera más general, las posibles reformas sobre el sistema de acceso a la salud en el país tendrán enormes implicaciones para la cobertura médica efectiva y el coste económico para los habitantes de Estados Unidos.

Manifestación de la marcha de las mujeres en octubre de 2020 contra las políticas de Trump.

Manifestación de la marcha de las mujeres en octubre de 2020 contra las políticas de Trump. © AP Photo/Rick Bowmer

Esta pelea con la OMS forma parte de un patrón de desprecio hacia los instrumentos internacionales de cooperación y defensa de los derechos humanos que ha caracterizado al gobierno de Donald Trump desde sus inicios. Además de retirarse de otros pactos, tratados y atacar el prestigio del marco internacional, podemos recordar la retirada de EEUU del Pacto de París contra el cambio climático, a pesar de la importancia y las enormes consecuencias de este proceso ya hoy en día sobre una buena parte de la población mundial. El cambio climático ya está afectando negativamente al disfrute de los derechos humanos de mucha gente y la inacción no hará más que agravar el problema. Que un país de la importancia de Estados Unidos decida retirarse del principal instrumento de cooperación internacional en esta cuestión tiene un efecto negativo enorme y puede dificultar que más países se decidan a dar el paso de proteger a todas las personas que pueden ver en peligro el disfrute de muchos de sus derechos humanos.

Desgraciadamente, la lista es más larga y muchos otros derechos humanos están en juego en estas elecciones. Por ejemplo, el sistema de refugio y asilo de Estados Unidos lleva varios años sufriendo ataques incesantes por parte del gobierno estadounidense, empeñado como parece en saltarse el marco internacional de protección de las personas refugiadas. No olvidemos que quienes huyen de la guerra, la violencia y la persecución tienen derecho a solicitar protección internacional, y los estados están obligados a proteger sus vidas. Sin embargo, la administración Trump ha ido reduciendo el número de personas a las que admite a través de este programa de manera muy pronunciada. Por ejemplo, durante los últimos tres años han implementado políticas migratorias que han causado daños irreparables a miles de personas, mientras violaban tanto las leyes de EEUU como la ley internacional, en lo que parece un intento claro de desmantelar el sistema americano de asilo.

Manifestaciones contra los abusos policiales y del ICE en Nueva York

Manifestaciones contra los abusos policiales y del ICE en Nueva York. © STRF/STAR MAX/IPx 2020

Estas prácticas han incluido, entre otros abusos, devolver a México de manera masiva a solicitantes de asilo que llegan a través de esa frontera; un aumento de las detenciones indefinidas arbitrarias de los solicitantes de asilo, sin posibilidad de libertad condicional, lo cual constituye en muchos casos tratos crueles, inhumanos y degradantes y está absolutamente prohibido por las leyes internacionales; y también las infames separaciones familiares, que provocaron la separación forzosa de muchísimos niños y niñas de sus padres, provocando traumas que, según las opiniones médicas expertas, pueden tener efectos negativos durante el resto de sus vidas, llegando a constituir tortura en algunos casos. Pero Trump, desoyendo todo tipo de denuncias, y aunque ahora ya no aplican de manera sistemática, no ha abandonado esta práctica ilegal y siguen separando a menores de edad dejándolos en situaciones de aún mayor vulnerabilidad.

Podríamos continuar con la lista de derechos y libertades que están en juego en estas elecciones. Pero, en cualquier caso, desde Amnistía Internacional seguiremos atentos a lo que suceda: sea quien sea el ganador nuestra vigilancia y nuestra guardia no cesa.

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