En México las mujeres son habitualmente objeto de abusos sexuales por parte de las fuerzas de seguridad para obtener confesiones forzadas en el contexto de la guerra contra el crimen organizado. Así lo revela una investigación sin precedentes de Amnistía Internacional que se hace pública hoy.
una simple disculpa no es suficienteSobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México100 mujeres mexicanas que han sido víctimas de tortura sexual
Sin coincidencias
clase social más baja“La violencia sexual usada como tortura parece haberse convertido en parte habitual de los interrogatorios”Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional
LA TORTURA EN MÉXICO
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denuncias por tortura que recibió la Procuraduría General de la República en 2014.
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cargos que la Procuraduría General de la República pudo confirmar a Amnistía Internacional en 2014 y 2015.
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soldados del ejército suspendidos del servicio durante la investigación por violación o “abusos sexuales” de 2010 a 2015.
Investigaciones escasas
Sobre el papel, México muestra un amplio compromiso de prevenir y castigar la tortura. Sin embargo, esto no se ha traducido aún en unas salvaguardias efectivas para proteger a las personas de la tortura y otros malos tratos. El Secretario de Gobernación (Ministro de Interior) mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong, que es indudablemente el miembro más influyente del gobierno de Peña Nieto, y que previsiblemente se presentará a las elecciones presidenciales de 2018, ha expresado públicamente su interés en combatir la violencia contra las mujeres en el país. Él es, además, el último responsable de varias agencias federales que son parte del Mecanismo de Seguimiento de casos de Tortura Sexual, creado en septiembre de 2015 para revisar los casos de mujeres torturadas. Sin embargo, la realidad es que las investigaciones penales y las sentencias condenatorias son escasas. Con este informe Amnistía Internacional busca convencer a Osorio Chong de que este es un problema específico al que debe hacer frente.
Se ha impartido a la policía y a las fuerzas armadas mexicanas abundante capacitación sobre género y violencia contra las mujeres, pero esto parece haber tenido poco efecto a la hora de prevenir la tortura y otros malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad. A esto se suma el déficit médico a la hora de documentar la tortura, puesto que en los exámenes médicos iniciales de las personas detenidas a menudo se subestima la gravedad de las lesiones.
Una chica que va en bus sube sus manos cuando un policía lleva a cabo una búsqueda rutinaria en Acapulco. © AP Photo/Enric Marti