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Una niña siria y otras personas gritan consignas a favor de los manifestantes antigubernamentales en Siria, frente a la embajada siria en Ammán el 2 de abril de 2011. © REUTERS/Majed Jaber

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Siria 10 años después: la victoria pírrica de Assad

Por Kristyan Benedict, Responsable de Crisis y Campañas Tácticas en AI Reino Unido,

No es raro escuchar a los comentaristas decir: "Assad ha ganado". Pero, ¿qué ha ganado Bashar al-Assad?

Todo lo que llevó al trascendental levantamiento de Siria en marzo de 2011 (pobreza, corrupción, represión, mala gestión y, lo que es más importante, la injusticia aplastante y la impunidad) son ahora mucho peores diez años después de lo que eran entonces.

No hay señales de que esta tendencia dominante se revertirá en el corto plazo. Al contrario, el país es ahora sinónimo de muerte, destrucción y desesperación. La economía se está derrumbando porque la "marca" del régimen se considera, con razón, demasiado tóxica para la inversión.

La gente camina cerca de un cementerio en Douma, en los suburbios del este de Damasco, Siria, el 9 de marzo de 2021.

La gente camina cerca de un cementerio en Douma, en los suburbios del este de Damasco, Siria, el 9 de marzo de 2021.  © REUTERS / Omar Sanadiki

La inmensa mayoría del pueblo sirio sufre las consecuencias. Al mismo tiempo, el liderazgo del régimen, indiferente y sin capacidad para reflexionar sobre los impactos negativos de sus catastróficas acciones, se prepara para otras elecciones de pantomima este verano.

Poner fin a la impunidad crónica de la que disfrutan quienes han ordenado atrocidades es una vía clave para salir de la crisis. La recuperación, la reconstrucción y la justicia dependen de esto. Sin embargo, a pesar de sus compromisos declarados de "apoyar a Siria", Rusia y China continúan bloqueando todas estas iniciativas, al menos a nivel del Consejo de Seguridad de la ONU.

El régimen, obsesionado con su propia supervivencia y la de una pequeña élite que se nutre de él, no ve cómo estos dos Estados autoritarios han contribuido a condenar al país y a su atribulada población a estos años de horrores. Este comportamiento insensible fue más notable en mayo de 2014 cuando abusaron de su capacidad de veto en el Consejo de Seguridad y votaron en contra de remitir a Siria a la Corte Penal Internacional.

Por supuesto, ha habido muchos momentos cruciales para Siria en esta pasada década, pero ese día a finales de mayo de 2014 fue uno de los más significativos. Esa resolución del Consejo de Seguridad, de haberse aprobado, habría permitido al tribunal de La Haya investigar los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad cometidos por todas las partes del conflicto y habría enviado un mensaje contundente de que los beligerantes ya no podían seguir cometiendo atrocidades con impunidad. Un voto positivo habría tenido un efecto de disuasión con legitimidad internacional.

No pudo ser. Vemos los resultados de ese fatídica votación en los hospitales destruidos, los cuerpos destrozados, las madres en duelo y el triste montón de escombros que es Siria en 2021.

Los Assad continúan, por ahora, en su trono. La incapacidad para reformar, las masacres, la tortura a escala industrial y la falta de un castigo adecuado lo han garantizado. Pero miren el costo. Siria está devastada y el régimen se ha convertido en un estado paria con todo lo que eso conlleva. Diganme si esto es realmente una victoria.

Los nietos de Seham Hamu se sientan juntos en su casa en Douma, en los suburbios orientales de Damasco, Siria 9 de marzo de 2021.

Los nietos de Seham Hamu se sientan juntos en su casa en Douma, en los suburbios orientales de Damasco, Siria 9 de marzo de 2021. © REUTERS/Omar Sanadiki

¿Hacia una década de justicia?

Pero mientras el régimen y sus partidarios destripan el país, las y losvalientes activistas sirios de derechos humanos continúan luchando por la justicia.

Es irónico que una de las mayores amenazas del régimen, la comunidad de derechos humanos de Siria, sea ahora mucho más sólida que en 2011. En comparación con la víspera de la revolución, ahora está más organizada, más conectada y más equipada.

Sí, han sufrido un nivel intolerable de injusticia, pérdida y desesperación en los últimos diez años, con tantos valientes activistas desaparecidos, torturados o ejecutados. El dolor es muy grande, pero muchos defensores y defensoras de los derechos humanos sirios afirman que les da fuerzas para seguir trabajando.

Es importante destacar que la comunidad de derechos humanos de Siria no sólo está protestando por las atrocidades; también están persiguiendo a los torturadores y criminales de guerra y, finalmente, están empezando a obtener veredictos de culpabilidad.

El mes pasado, el ex funcionario de inteligencia del régimen sirio Eyad al-Gharib fue declarado culpable por un tribunal de Coblenza, en Alemania, de ayudar y de incitar a la tortura de manifestantes detenidos en Damasco, el primer caso de este tipo. Este veredicto fue un momento verdaderamente histórico en la larga campaña por la justicia y fue una victoria significativa para muchas víctimas, testigos, investigadores, activistas y abogados de derechos humanos.

Por supuesto, el veredicto de culpabilidad y el juicio de Coblenza son sólo el comienzo de lo que mucha gente espera sea una década de justicia mucho más integral para la población siria. Hay más investigaciones en curso y habrá más juicios. Se espera que haya más veredictos de culpabilidad con sentencias mucho más severas que las recibidas por al-Gharib, incluso en el caso de Anwar Raslan a finales de este año.

Lograr una justicia real para el pueblo sirio durante la próxima década requerirá una importante inversión política y financiera. Los Estados pueden y deben hacer más. Pueden seguir el ejemplo de Alemania investigando y enjuiciando a las personas sospechosas de haber cometido crímenes de derecho internacional a través de sus tribunales nacionales en virtud del principio de "jurisdicción universal".

El acusado sirio Eyad A. llega para escuchar su veredicto en la sala del tribunal en Koblenz, Alemania, el 24 de febrero de 2021.

El acusado sirio Eyad A. llega para escuchar su veredicto en la sala del tribunal en Koblenz, Alemania, el 24 de febrero de 2021. © Thomas Lohnes / Pool vía REUTERS

A la vanguardia de esta campaña se encuentran las organizaciones sirias de derechos humanos. También necesitan una solidaridad masiva y apoyo financiero para continuar con su trabajo crucial, garantizar que los delitos se documenten y que se construyan más casos legales para el procesamiento de sospechosos.

El esfuerzo colectivo será fundamental para garantizar que la comunidad de derechos humanos de Siria se fortalezca y las fuerzas de la injusticia se debiliten. Cuando miremos hacia atrás dentro de diez años, queremos poder saludar una victoria genuina para el pueblo sirio, una que traiga una sonrisa, aunque sea agridulce, al rostro de todos los supervivientes.

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