En el exterior del aeropuerto en desuso situado en la zona de Elliniko, en Atenas, un grupo de mujeres afganas se quitan las sandalias para sentarse en una manta azul. Detrás de ellas está el edificio de la antigua terminal, que ha sido su “hogar” temporal durante meses, muchos más de un año.
“Llevo un año y dos meses en este campo, sin destino”,
“Aquí hemos vivido un infierno”,
Bibi en el campo de Elliniko, en Grecia © Lene Christensen/AI
Denles voz
“Hemos sentido mucha ansiedad y nerviosismo. ¿Nos llevarán a un sitio mejor o peor?”
“Ya no hay diferencia entre el día y la noche. Hemos perdido la noción del tiempo”
“La situación también ha pasado factura a Golroz, una mujer procedente de Afganistán. Le han vuelto a aparecer unas fuertes migrañas que ya había sufrido antes.
Lene Christensen, editora web AI Noruega
“En Elliniko empezaron de nuevo. Esta vez no vomito, pero se me bloquea la mandíbula”.”
“Mis hijos han cambiado mucho. Es difícil controlarlos”,
“Si no fuera por nuestros hijos pequeños, preferiríamos no vivir”,
“En Elliniko empezaron de nuevo. Esta vez no vomito, pero se me bloquea la mandíbula”.
Rumores e incertidumbre
“¿Dónde está Tebas? ¿Lo sabes? ¿Quién va a ayudarme si se van allí?”.