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Un ex niño soldado sostiene un arma mientras participa en una ceremonia de liberación de niños y niñas soldados, a las afueras de Yambio, Sudán del Sur, 7 de agosto de 2018. © REUTERS/Andreea Campeanu

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Niños y niñas soldados, un caso claro de violación de los derechos humanos. Respuestas a las preguntas más frecuentes

Por Vega Alonso del Val (VegaAlonsoV), colaboradora de Amnistía Internacional,

Aunque es difícil establecer una cifra concreta, se calcula que hay unos 300.000 niños y niñas soldados en todo el mundo, según datos de UNICEF. Menores que deberían estar en la escuela y no empuñando un arma.

Se les roba su infancia. Una infancia vinculada a distintos grupos y fuerzas armadas, donde son víctimas de las consecuencias de la guerra, y al mismo tiempo utilizados para cometer atrocidades. Son además testigos de asesinatos, sufren malos tratos y/o violaciones. Las heridas físicas y los traumas emocionales que todo ello supone son difíciles de superar.

Coincidiendo con el Día Internacional contra el Uso de Niños y Niñas Soldado, celebrado el 12 de febrero, nos planteamos una serie de interrogantes para conocer más de cerca esta grave violación de derechos humanos.

Antho, de 17 años, ex niña soldado de la milicia Kamuina Nsapu, sentada en el centro de rehabilitación para niñas. © Kate Bartlett, dpa

1. ¿Qué es un niño o una niña soldado?

Los principios de Ciudad del Cabo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) definen al niño y niña soldado como “toda persona menor de 18 años de edad que forma parte de cualquier fuerza armada regular o irregular en la capacidad que sea, lo que comprende, entre otros, cocineros, porteadores, mensajeros o cualquiera que acompañe a dichos grupos, salvo los familiares”.

2. ¿Hay niñas soldado?

Cuando se habla de niños o menores soldado se asocia normalmente con la imagen de un varón que participa en un combate o que porta un arma, y cuesta ver en esa descripción a una niña. Sin embargo, se estima que alrededor del 40% de los menores soldado son niñas.

3. ¿Cuáles son las “tareas” que desempeñan?

Tanto niños como niñas soldados son obligados a estar en primera línea de combate y empuñar un arma. También son utilizados en la colocación de minas antipersona o explosivos, en tareas de espionaje, como cocineros o mensajeros.

Además de todo ello, las niñas realizan funciones de logística como limpieza de campamentos o reclutamiento de otros niños y niñas. Ellas son también usadas como esclavas sexuales. Su oposición supone castigos como ser azotadas o incluso la muerte por violación múltiple o actos de violencia.

Una niña desplazada interna utilizada como niña soldado por la milicia local muestra una cicatriz en el cuello. Se encuentra en un refugio seguro para niños y niñas rescatadas en Mwene Ditu en la República Democrática del Congo, 15 de marzo de 2018. © REUTERS/Thomas Mukoya

4. ¿En qué países se reclutan niños y niñas soldados?

En más de 20 conflictos en todo el mundo grupos y fuerzas armadas usan a niños y niñas soldados. La situación es especialmente cruda en África donde se recluta y secuestra a niños y niñas en países como Uganda, República Democrática del Congo, Ruanda o Somalia. También sucede en lugares como Afganistán, Siria, Irak o Colombia.

5. ¿Quién y cómo reclutan a los niños y niñas soldados?

En la mayoría de ocasiones son forzados a afiliarse a las fuerzas armadas de un país o a grupos armados. Son secuestrados en la calle, sacados de las aulas, de sus propias casas o de campos de refugiados o campos de desplazados internos.

En otras situaciones, se unen a estos grupos de forma “voluntaria”. Pero, ¿hasta qué punto se puede considerar una elección voluntaria? La falta de recursos económicos, los malos tratos, la desintegración de la familia por el conflicto, la presión social o la inexistencia de unos servicios sociales básicos les lleva a buscar en estos grupos un medio de subsistencia. En cuanto al reclutamiento voluntario, el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados insta a los Estados parte a aumentar la edad mínima para el reclutamiento voluntario por encima de los 15 años y les obliga a poner en vigor disposiciones estrictas allí donde se permita el reclutamiento voluntario de menores de 18 años.

6. ¿Qué derechos se violan cuando se utilizan a los niños y a las niñas como soldados?

Los niños y niñas soldados son víctimas que están en una constante situación de violación de derechos humanos. Ven negados su derecho a la educación, la sanidad, a la vida en familia, a crecer en un entorno saludable, a las posibilidades de formación laboral y a la construcción de un proyecto de vida adulto, pleno y autónomo, tal como contempla y garantiza la normativa internacional en materia de derechos humanos e infancia o la Convención de los Derechos del Niño.

Ex niños soldados alistados por Al Shabaab fueron entregados al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tras su captura por fuerzas de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). 1/11/2012 © Foto ONU/Tobin Jones

7. ¿Cuáles son las secuelas físicas y psicológicas en los menores soldado?

Durante el tiempo en el que están vinculados a las fuerzas y grupos armados, son testigos y víctimas de actos de violencia e incluso son obligados a ejercerla. Corren el riesgo de sufrir graves heridas y mutilaciones, también desnutrición, a lo que se suma que no tienen acceso a atención médica.

Si hablamos psicológicamente, las consecuencias son mucho peores. Pueden sufrir ansiedad, depresión, trastornos de conducta (algunas derivadas del uso de drogas), agresividad, sentimiento de pérdida o soledad. Son niños y niñas a los que se les roba la infancia, que son sometidos a la violencia y lo ven como la forma “normal” de vida. Además, se les destruye sus lazos de confianza con la familia y la sociedad. Todo ello les puede provocar traumas emocionales difíciles de superar.

En el caso de las niñas, las consecuencias son aún mayores por las secuelas y lesiones de haber sido violadas, con riesgo de sufrir enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados o partos de riesgo a una edad muy temprana para los que no están ni físicamente ni psicológicamente preparadas, y sin atención sanitaria.

“Los niños son nuestro futuro. Aceptar la utilización de niños y niñas soldados en los conflictos es aceptar la destrucción de nuestro futuro”

Kofi Annan, sesión especial de Las Naciones Unidas a favor de la Infancia. Mayo 2002

8. ¿A qué obstáculos se enfrentan tras ser liberados/as?

Una vez liberados del grupo armado al que han pertenecido, suelen sufrir el rechazo de sus familias y de la sociedad en general tras los conflictos. En muchas ocasiones se les considera verdugos y no víctimas. Las consecuencias van desde la estigmatización, la discriminación o, directamente, el rechazo.

De nuevo, en el caso de las niñas los obstáculos son mayores ya que son rechazadas por sus comunidades por haber mantenido relaciones sexuales, aunque hayan sido forzadas, e incluso por tener hijos fuera del matrimonio. Encuentran todo tipo de barreras para su reinserción social, y este repudio empuja a muchas de ellas a la prostitución como único modo de ganarse la vida una vez fuera del grupo armado.

9. ¿Qué legislación protege a los niños y niñas soldados?

Las primeras normas del Derecho Internacional Humanitario que prohíben el reclutamiento y participación de niños en los conflictos armados se establecieron en 1977 por medio de los Protocolos Adicionales a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y por medio de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, donde se consideraban los 15 años como la edad mínima para el reclutamiento y la participación en cualquier tipo de hostilidad. En cuanto a los mayores de 15 pero menores de 18 años, se establece que los Estados procurarán reclutar primero a los de más edad.

Esta prohibición fue reforzada el 12 de febrero de 2002 con la entrada en vigor del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados, jurídicamente vinculante para los Estados firmantes, y que eleva la edad mínima para la participación de menores en hostilidades a 18 años. Además, el Protocolo establece que los Estados velarán para que no se reclute obligatoriamente en sus fuerzas armadas menores de dicha edad.

Asimismo, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado en julio de 1988, considera el reclutamiento y la utilización de niños/as soldados menores de 15 años en los conflictos armados como un crimen de guerra.

Aunque muchos gobiernos cuentan con políticas que prohíben el reclutamiento y la utilización de niños/as soldados, muy pocos han promulgado leyes prohibiendo expresamente la violación de estas disposiciones del Protocolo Facultativo. Alemania, Australia y Bélgica son algunos de los escasos países que han introducido penas para quienes recluten, alisten o utilicen a menores de 15 años en su propio país o en el extranjero. En otras ocasiones, la inexistencia de medidas para determinar la edad, como el escaso número de registros de nacimientos en determinados países, hace que el riesgo de reclutamiento de menores sea mayor.

Un ex niño soldado sostiene un arma mientras participa en una ceremonia de liberación de niños soldados, a las afueras de Yambio, Sudán del Sur, 7 de agosto de 2018. © REUTERS/Andreea Campeanu

10. ¿Cómo son los programas de reinserción?

El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados obliga a los Estados a establecer las medidas posibles para su recuperación física y psicológica, y para que traten de alcanzar su reinserción social. En este sentido se crearon los programas de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR), que incluyen el regreso con sus familias y proporcionar servicios de salud, necesidades básicas y apoyo psicológico, así como el acceso a programas de educación y formación.

Una de las prioridades es reunirles con sus familiares y sus comunidades de origen. Esto es crucial para evitar el riesgo de ser reclutados/as de nuevo. En los últimos años se han culminado diversos programas que han llevado a la liberación de miles de niños y niñas. Sin embargo, la falta de financiación, combinada con una planificación deficiente y la tendencia a dar más importancia a la desmovilización que a los objetivos de reintegración a largo plazo, han continuado debilitando las posibilidades de que los niños y niñas consigan regresar con éxito a su comunidad.

La reinserción social puede ser un proceso difícil si los programas no se adaptan a las necesidades específicas de las víctimas, especialmente en el caso de las niñas soldado, que, en muchas ocasiones, quedan fuera de estos programas o en ellos no se contempla ofrecer una atención médica especializada para las lesiones físicas y psicológicas tras ser violadas.

Si no existen la voluntad política ni los recursos financieros necesarios, el proceso estará condenado al fracaso.

11. ¿Existen casos de justicia frente al uso de niñas y niños soldado?

En los últimos años se han dado importantes pasos en la lucha contra la impunidad. El compromiso de la comunidad internacional de emprender acciones contra quienes reclutan y utilizan a menores soldados se ha reflejado en casos como el juicio de La Haya en 2012 contra Charles Taylor, ex presidente de Liberia, y responsable de los crímenes de guerra y lesa Humanidad cometidos durante la guerra civil de Sierra Leona (1991-2002). Fue el primer mandatario africano condenado por un tribunal internacional.

Otra sentencia histórica contra el reclutamiento de menores fue la realizada por la Corte Penal Internacional contra el líder congoleño Thomas Lubanga también en 2012. Como presunto fundador de la Union of Congolese Patriots (UPC) y Comandante en Jefe de su ala militar, Lubanga fue acusado de alistar, reclutar y utilizar a menores de quince años para su participación activa en hostilidades entre septiembre de 2002 y el 13 de agosto de 2003.

Desde Amnistía Internacional hacemos un llamamiento a todos los Estados y grupos armados que reclutan a niños y niñas para que se sumen a su liberación a procesos de desarme, desmovilización e integración para garantizar sus derechos humanos, su infancia y su futuro.

 

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