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Natalia Torrente: del estallido del #SeAcabó a un Mundial en Arabia Saudí

Por Natalia Llorente, periodista y organizadora de eventos deportivos y docencia,

Natalia Torrente es una periodista con más de quince años de experiencia en medios de información y comunicación deportiva. Actualmente compagina su carrera profesional como redactora en Relevo con la comunicación corporativa de eventos deportivos y la docencia.

La Selección de fútbol española ganó mucho más que un Mundial el 20 de agosto de 2023. El comportamiento de Luis Rubiales durante la entrega de medallas, seguido de las presiones a las jugadoras, el envío de un comunicado en nombre de Jenni Hermoso a quien había besado en los labios sin su consentimientocon palabras que no le pertenecían y el lamentable discurso aplaudido en la Asamblea de la vergüenza hicieron que las futbolistas alzaran la voz y dijeran, al unísono, #SeAcabó

En apenas unos días tuvieron que digerir que no sólo eran campeonas del mundo. Estuvieron a la altura y fueron contundentes ante una situación de abuso que vieron millones de personas en todo el mundo. Tolerancia cero con las personas que hayan escondido, aplaudido o incitado un abuso, dijo Alexia Putellas. Somos conscientes de que tenemos mucha gente detrás, compañeras de otras selecciones, de otros deportes. Y mujeres que en sus trabajos y en sus vidas están pasando por casos similares. Queremos que sea un punto de inflexión donde mirarse y que puedan levantar la voz y decir: ‘A mí también me ha pasado’”, explicó Irene Paredes en un discurso que pasará a la historia de nuestro deporte.

Se disputó en Qatar el Mundial masculino y, tras una estrategia sin precedentes de FIFA para facilitarle el camino, acaban de anunciar el de 2034 en Arabia Saudí. Países donde no se respetan los más fundamentales derechos de las personas.

Se mantuvieron firmes a pesar de los intentos institucionales y los chantajes de la Federación para que cedieran. Ellas consideraban que el entorno federativo no era seguro, y hasta que no hubiera cambios no irían de nuevo con la Selección. Lo hicieron obligadas, pero su firmeza, a pesar del sufrimiento, generó uno de los momentos más trascendentales del deporte español. Las cosas comenzaban a cambiar.

Veníamos de un Mundial en el que el seleccionador zambiano Bruce Mwape, acusado de frotar los pechos de una futbolista antes de un entrenamiento de la Selección africana en la Copa del Mundo, pudo dirigir a su equipo durante toda su participación en el campeonato. FIFA tan sólo abrió una investigación, de la que aún no conocemos nada, y trató de vetar las preguntas sobre lo ocurrido al entrenador en sus ruedas de prensa.

Antes de comenzar un partido internacional, las jugadoras de España y Suecia sostienen una pancarta en la que se lee: “#SeAcabó. Nuestra lucha es la lucha global”. © Peter Sonander/SPP/Shutterstock

Hace tan sólo unos meses se disputó en Qatar el Mundial masculino y, tras una estrategia sin precedentes de FIFA para facilitarle el camino, acaban de anunciar el de 2034 en Arabia Saudí. Países donde no se respetan los más fundamentales derechos de las personas y que han invertido grandes sumas de dinero en citas deportivas para lavar su imagen pública durante los últimos años. La Real Federación Española de Fútbol también hizo su inmersión particular en el país saudí con la Supercopa de España, con directivos que trataron de rentabilizar sus carreras con el potencial del fútbol español a pesar de no arriesgar ni un solo euro de su capital.

Asistimos recientemente a una gala del Balón de Oro en la que Rema, un cantante con s de 16 millones de seguidores en sus redes sociales, decidió saludar en plena actuación a los jugadores presentes en el Teatro Châtelet de París y saltarse a las futbolistas, incluida Aitana Bonmatí, que recogió el Balón de Oro. Novak Djokovic, uno de los tenistas más laureados de todos los tiempos, subió para entregarle el galardón femenino pero se olvidó de dárselo a la mejor jugadora del mundo. Tampoco ninguno de los premiados que subió al escenario saludó a Sandy Heribert, la periodista francesa que presentó la gala, pero sí lo hicieron con Didier Drogba, quien condujo el evento con ella.

Cinco años atrás, en la misma gala, escuchamos a DJ Martin Solveig preguntar a Ada Hegerberg, la primera jugadora premiada, si sabía “perrear. De nuevo una polémica machista empañó un momento histórico del fútbol femenino. Parece que hemos evolucionado pero tan sólo hemos pasado de un machismo evidente a normalizar un sexismo más sutil. Se organizan eventos pensados por hombres, para hombres, más allá del disimulo de incluir a las mujeres hace tan sólo cinco años.

Es evidente que el movimiento social y transformador bajo el lema #SeAcabó requiere continuidad y un compromiso institucional e internacional. Precisa un espíritu crítico y transformado no sólo de ellas, sino también de ellos que suelen ser los que deciden, para que las deportistas de todo el mundo se sientan seguras. Y para que no sean siempre ellas las que tengan que sacrificar sus carreras para que la situación cambie.

Es el momento. #SeAcabó.

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