Un comité expertos ha anunciado este mes de abril que las personas transgénero en Noruega no deben seguir siendo obligadas a someterse a un tratamiento invasivo para obtener el reconocimiento legal de su género. La experiencia personal del activista John Jeanette Solstad Remø –quien contó con el apoyo de miles de personas en todo el mundo durante la campaña Escribe por los derechos de Amnistía Internacional en 2014– sirve para ilustrar el gran cambio que puede suponer que el gobierno noruego reforme la legislación.
A la edad de 27 años, John Jeanette había alcanzado el grado de capitán de submarino en la Armada Noruega. © Particular
Cumplir las expectativas de género
“Los dos nos asustamos. Nos dimos cuenta de que pisábamos terreno peligroso, pero yo siempre me sentí como una niña, quería parecerme a ellas y participar en sus juegos".
“Empecé a actuar, pero le puse tanto empeño que me pasé de la raya y me volví una persona completamente agria. Enseguida aprendí los peores tacos y a pelear”.
“Tenía prendas muy bonitas, ropa interior de seda y zapatos de tacón alto. Era tal sensación de libertad y felicidad ir allí, probármelo todo y ser yo misma... Aunque me apenaba no poder mostrarme así ante nadie".
Mi tía era una mujer pequeñita, y todavía recuerdo la pena que me dio cuando superé su talla de calzado".
En una época tan conservadora como la década de 1950, John aprendió a fingir que era un chico para conseguir el amor que necesitaba. Imagen de John siendo un niño. © Particular
Una mujer segura de sí misma
“Yo la amaba y tenía miedo de perderla. Pensaba que mi necesidad de ser mujer terminaría desapareciendo, que estando casado con ella podría prescindir de eso. Pero sólo tardé un mes en volver a disfrazarme en secreto".
"Treinta años después del descubrimiento de aquella bolsa de ropa en el sótano, por fin llegó el momento de sacar el secreto a la luz y recorrer como una mujer la avenida comercial más transitada de Oslo con toda naturalidad. Fue una experiencia maravillosamente liberadora".
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John Jeanette Solstad Remø (arriba a la derecha) y el ministro de Salud de Noruega, Bent Høie, en una conferencia de prensa en Oslo, 10 de abril de 2015. El ministro se comprometió a proponer sin demora una ley que permitirá a las personas transgénero obtener el reconocimiento legal de su género mediante una simple declaración. © Amnesty International/Ina Strøm
Sexo: Hombre
“Las hormonas te cambian el cuerpo y la mente, es como volver a pasar por la pubertad",
"Aguardo mi turno en una sala de espera como mujer, sabiendo que me van a llamar por mi nombre de varón. Estoy preparada para ello, pero cada vez que ocurre me sigo sintiendo humillada y frustrada".
"Es lo que siempre he esperado y soñado", La lucha ha merecido la pena. Hubo que esperar mucho pero, cuando al fin vimos el fruto de nuestro trabajo, fue una sensación maravillosa.No me imagino que el Parlamento no haga ya esta ley. Y cuando se promulgue, una podrá decidir su propia identidad legal de género".
"Sin el apoyo de Amnistía Internacional, no habríamos llegado tan lejos como estamos hoy. El propio ministro de Salud, Bent Høie, dijo que había significado una gran diferencia en el proceso dentro del gobierno".
"El apoyo que hemos recibido de personas de todo el mundo ha sido fantástico. No me lo esperaba y estoy muy contenta de la atención positiva que ha suscitado mi caso. Quiero dar las gracias de todo corazón a todas las personas que nos han apoyado a mí y a otras personas en esta lucha",