Cada año, miles de personas migrantes de Centroamérica realizan el largo y peligroso viaje por México hacia Estados Unidos con la esperanza desesperada de encontrar una nueva vida o de huir de la violencia existente en sus países de origen. El viaje es una trampa mortal para muchas de estas personas: decenas de migrantes caen en las redes de violentas bandas criminales y algunas de esas personas desaparecen sin dejar rastro. Esta es la historia de Elías*, uno de los pocos afortunados supervivientes.
Dios mío, si ha llegado mi hora, me sentaré aquí. Pero si no, por favor, dame fuerzas para caminar, se dijo, pensando que ese podría ser el último día de su vida."Dios mío, si ha llegado mi hora, me sentaré aquí. Pero si no, por favor, dame fuerzas para caminar",
"Fue el peor día de mi vida",
Los secuestros de migrantes se multiplicaron por diez entre 2013 y 2014, pasando de 62 a 682 denuncias registradas.
Mi meta es llegar a ser alguien en la vida, para que la gente no me humille ni me desprecie más. Ya había intentado migrar a Estados Unidos una vez, pero no tuve suerte. Esta vez, cuando todo acabe, solo quiero volver a casa y olvidarme de todo.
"Mi meta es llegar a ser alguien en la vida, para que la gente no me humille ni me desprecie más. Ya había intentado migrar a Estados Unidos una vez, pero no tuve suerte. Esta vez, cuando todo acabe, solo quiero volver a casa y olvidarme de todo",
* Los nombres de las personas se han modificado para proteger su seguridad.