El 14 de mayo de 2014, un agente de la Unidad de Policía Pacificadora de Manguinhos, Río de Janeiro, mató a mi hijo, Johnatha de Oliveira Lima. Poco después me llamó por teléfono una mujer que dijo que se llamaba Marielle. Yo no sabía quién era.
“Hola, Ana Paula, me llamo Marielle. No me conoces. Trabajo en la Comisión de Derechos Humanos, pero quiero que sepas que, ante todo, estoy aquí por ti como mujer, como la madre que eres igual que yo. No puedo ni imaginar el dolor que estás sintiendo. Quería darte mis condolencias, todo mi apoyo, y ojalá pudiera estar ahora ahí contigo y abrazarte en persona. Estoy segura de que tendré ocasión de hacerlo”.
Marielle Franco. © Ascom/Cámara Río
un acto con familiares de personas a las que había matado la policía
IPS