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El oficial de policía e instructor del condado de Montgomery, Maryland, Craig Dickerson, dispara una pistola Taser X2 en la academia de entrenamiento del departamento en Rockville, Maryland, EE. UU. © SCIENCE REUTERS/Gary Cameron

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Los peligros de las armas táser

Por José María García, responsable del Equipo de Fuerzas de Seguridad de Amnistía Internacional,

No señor, no hay que imaginar cuartos oscuros. Pero si actuar con transparencia, formación y rendición de cuentas.  El uso de armas táser debe garantizar los derechos humanos. 

No, las armas de electrochoque no son algo banal, no son como una porra…. Tampoco son la alternativa a “romper a alguien el lomo a porrazos”. No banalicemos por favor. Desde hace varias décadas, el uso de este tipo de armamento ha sido sometido a considerable controversia, especialmente en relación a las consecuencias de su uso en las vidas y en la integridad física de las personas. 

Las consecuencias de las armas Táser

Su mala utilización puede llevar a casos de trato cruel, inhumano o degradante o incluso tortura, en casos en los que su uso no ha estado justificado o ha tenido una intención de castigo. Amnistía Internacional ha documentado casos en los que incluso la muerte de algunas personas ha estado relacionada con el uso de este tipo de armas de electrochoque. Debido a las consecuencias que tiene el empleo de las mismas, Amnistía Internacional tiene algunas preocupaciones con relación a su uso, y pide que estén sujetas al mismo criterio que se aplica al uso de armas de fuego, debido a los riesgos que pueden tener en la integridad física y mental de la persona sobre la que se emplean. 

Se trata de un equipamiento que está siendo introducido de manera mayoritaria en diversos cuerpos policiales en todo el mundo, en ocasiones sin una consideración suficiente en cuanto a su peligrosidad, con insuficiente regulación y, sobre todo, sin suficientes mecanismos de control y rendición de cuentas.   

 La policía utiiza armas táser contra un hombre dentro de los terrenos del Parlamento en Londres, el 11 de diciembre de 2018.

La policía utiiza armas táser contra un hombre dentro de los terrenos del Parlamento en Londres, el 11 de diciembre de 2018. © REUTERS / Peter Nicholls

Vayamos por partes:  

1. Adquisición de armas de electrochoque

La adquisición de armas de electrochoque, conocidas popularmente como ”táser”, por parte del Ministerio del Interior para su incorporación como parte del material de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, así como por parte de otras policiales locales y autonómicas, supone que podrán disponer de una dotación armamentista más variada, que permitiría hacer un uso diferenciado y gradual de la fuerza, pudiendo limitarse las ocasiones en las que en otras circunstancias sería necesario recurrir a las armas de fuego. Sin embargo, siendo unas armas menos peligrosas que las de fuego, y aunque se las catalogue como menos que letales, conllevan una serie de riesgos que pueden causar graves daños o incluso la muerte

Se trata de armas con forma de pistola que, al activarlas, disparan dos dardos que aplican una descarga eléctrica al hacer impacto en el cuerpo de la persona, que la incapacita temporalmente. La descarga es un impulso eléctrico de unos 50.000 voltios y una duración limitada (normalmente de unos 5 segundos) que confunde al sistema nervioso y produce una paralización muscular, provocando una incapacitación temporal de la persona.

La descarga puede ser continua y prolongada si se mantiene el gatillo apretado (hasta minutos) o reiteradas tantas veces como se apriete y suelte el gatillo, o puede interrumpirse. También se pueden utilizar como arma de contacto directo, pues hace saltar una chipa entre los electrodos que en contacto con el cuerpo de la persona produce una dolorosa descarga eléctrica localizada. Este último modo, conocido como “drive stun”, produce una descarga muy dolorosa pero no necesariamente la paralización del individuo.

Amnistía Internacional pide la prohibición del uso de las armas de electrochoque en modo de contacto directo, pues entraña considerable riesgo de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, así como el uso de descargas reiteradas o prolongadas.

2. Hay personas especialmente vulnerables a este tipo de armas

Aparte del dolor extremo al impacto que suponen las armas de electrochoque y de las lesiones secundarias que pueden derivarse de la caída al suelo de la persona, hay perfiles de personas que por determinadas condiciones físicas son más vulnerables frente a este tipo de armas. Entre ellas se encuentran los menores de edad, las personas mayores, personas con risgos cardíacos como arritmias o personas que usan marcapasos y las embarazadas, grupos para los que de forma general, el uso de la fuerza está sujeto a limitaciones. La experiencia acumulada de su uso en otros países permite identificar las personas bajo los efectos de las drogas o ciertos medicamentos asociados a dolencias psíquicas y los enfermos mentales como en los que se ha podido observar que se ha dado el mayor número de casos de muertes por el uso de las Táser. Además también las personas con problemas cardíacos o respiratorios son especialmente vulnerables. Por otro lado, los dardos pueden causar lesiones penetrantes en la piel, los ojos, la cabeza y los órganos internos, que pueden ser graves. Además de contracciones musculares y fibrilación ventricular, la cual puede provocar una muerte súbita.

Debe prohibirse, por lo tanto, su uso contra determinados perfiles de personas, como menores de edad, personas con alteraciones emocionales o incapacidad mental o física o personas bajo el efecto de las drogas, y con personas ya bajo control policial o esposadas.

Un oficial del departamento de policía de Atlanta (Georgia, Estados Unidos) apoya su mano sobre su arma táser, el 18 de junio de 2020

Un oficial del departamento de policía de Atlanta (Georgia, Estados Unidos) apoya su mano sobre su arma táser, el 18 de junio de 2020.  REUTERS / Elijah Nouvelage

3. Protocolos públicos de uso de armas táser

La organización ha pedido al Ministerio del Interior información sobre la introducción de este tipo de armas, los cuerpos policiales que van a utilizarla, formación a los mismos y mecanismos de rendición de cuentas, sin que seis meses después haya recibido respuesta.

Amnistía Internacional considera que deben elaborarse protocolos públicos de uso de este tipo de armas, garantizar que los agentes policiales que vayan a utilizarlas estén debidamente formados en el uso y en los riesgos que tienen, así como en las precauciones que deben tomarse para evitar dichos riesgos.

Este tipo armas deberían ser parte del armamento policial solo si existe una necesidad operativa real y su uso se limite, al igual que ocurre con las armas de fuego, a aquellas situaciones en las que exista un riesgo para la vida o la integridad física del agente o de terceras personas, riesgo que no pueda contenerse por medios menos extremos y como último recurso, evitando los medios letales, como las armas de fuego. Por tanto, las armas de electrochoque no deberían utilizarse para el día a día de la actividad policial

4. Establecimiento de mecanismos de rendición de cuentas

Asimismo, debe garantizarse el establecimiento de mecanismos de rendición de cuentas tanto a nivel interno (como la elaboración periódica de informes públicos sobre los incidentes en los que hayan sido utilizadas) como a nivel externo. En este sentido, desde Amnistía Internacional llevamos tiempo reclamando la necesidad de un mecanismo independiente de investigación, con un mandato suficiente para investigar y vigilar las actuaciones policiales, y ante los que el público también pueda presentar denuncias, incluyendo también la supervisión e investigación de la conducta y las operaciones de la policía en el uso de este tipo de armas.

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