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Conferencia de Wannsee. La solución final

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Conferencia de Wannsee (conocida como la “Solución final”): el plan de la Alemania nazi para el genocidio judío

Por Vega Alonso (@VegaAlonsoV), colaboradora de Amnistía Internacional,

El 20 de enero de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, una impresionante mansión a orillas del lago Wannsee, cerca de Berlín, albergó uno de los capítulos más oscuros de la historia de Alemania y de la Humanidad. Aquí se fraguó la conocida como “Solución final” al “problema judío”. Es decir, el asesinato en masa de miles de hombres, mujeres y niñas y niños judíos en toda Europa.

Solo había un punto en la agenda de esta reunión: “Los pasos organizativos, logísticos y materiales para una solución final de la cuestión judía en Europa”. Con esta premisa, en tan solo una hora y media, quince dirigentes de alto rango del gobierno alemán y del partido nazi aprobaron la “Solución final”, o lo que es lo mismo, la desaparición de la comunidad judía en el viejo continente.

Los 15 dirigentes que participaron en la Conferencia de Wannsee y en la "Solución final"

Dirigentes nazis que participaron en la Conferencia de Wannsee. Fuente: Twitter

Para ello, en la también conocida como Conferencia de Wannsee, por su lugar de celebración, se redactó un protocolo en el que se especificaban términos como “exterminación” y “liquidación”. Un protocolo con un lenguaje muy técnico y deshumanizado cuando se estaba hablando del asesinato de miles de personas. Y es que a pesar de los eufemismos utilizados como “solución final” o “problema judío”, el objetivo de la Conferencia de Wannsee era claro: la coordinación de una política de genocidio.

Wannsee o la “Solución final” se convirtieron así en un “símbolo” del asesinato masivo planificado contra la población judía por parte del gobierno nazi alemán. Aunque los nazis ya estaban asesinando a la población judía en Polonia y en la Unión Soviética ocupada, muchos expertos señalan a la Conferencia de Wannsee como el momento y el lugar donde se planificó el Holocausto judío.

¿Qué supuso la “Solución final”?

Tras la Conferencia de Wannsee las SS (Schutzstaffel; escuadrones de protección), bajo el control de Adolf Hitler, se convirtieron en la máxima autoridad a la hora de decidir el destino de los judíos de Europa y quienes ostentaron el poder absoluto en los campos de concentración.

Fue a partir de esta cita cuando se implementaron las medidas de exterminio. Aumentaron los traslados a los campos de concentración situados en Polonia y el asesinato de la población judía por medio de prácticas como la inanición, enfermedades, fusilamientos masivos o cámaras de gas.

Con la "Solución final" se planificó el Holocausto judío en la Conferencia de Wannsee

Carta a Göring y carta de Reinhard Heydrich a Martin Luther, subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, notificándole el retraso de la conferencia. Cortesía de Wikimedia Commons

¿Cómo terminó la “Solución final”?

El resultado del Holocausto ya lo conocemos: millones de personas fueron víctimas del gobierno de la Alemania nazi por sus prácticas discriminatorias debido a su origen étnico, religión, creencias políticas u orientación sexual. En el caso de la comunidad judía se calcula que unos 6 millones de personas fueron asesinadas.

La Conferencia de Wannsee o “Solución final” nunca fue sometida a juicio. De los quince altos cargos que participaron en ella solo dos fueron juzgados después de la guerra por su papel en el Holocausto: Otto Adolf Eichmann, que fue condenado por crímenes de guerra y ejecutado después de esconderse durante años en Argentina, y Wilhelm Stuckart, coautor de las leyes raciales de Núremberg, y que fue liberado en 1949. Otros tres fueron juzgados por delitos no relacionados y recibieron sentencias leves, cuatro nunca fueron acusados ​​en absoluto y seis ya habían muerto al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

Ochenta y un años después de esta reunión, la misma villa donde se fraguó el Holocausto acoge ahora un Museo Memorial con una exposición permanente ("La Conferencia de Wannsee y el exterminio de los judíos europeos"); y un centro educativo donde se investiga sobre la etapa nazi con el objetivo de mantener viva la memoria y aprender de la Historia para no repetirla.

Placa conmemorativa de la Conferencia de Wannsee donde se fraguó la "Solución final" para exterminar al pueblo judío

Placa de la Conferencia de Wannsee. Cortesía de Wikimedia Commons

Amnistía Internacional, contra la discriminación y la xenofobia

Desde su fundación, Amnistía Internacional trabaja para conseguir que los derechos humanos se respeten en todo el mundo. Unos derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), y que incluyen los derechos básicos que toda persona debe disfrutar para tener una vida digna. Fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París en 1948, precisamente tras el terrible impacto que supuso la Segunda Guerra Mundial y la masacre provocada por el Holocausto nazi.

El horror que se vivió se refleja en el preámbulo de esta carta magna al señalar que “El desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”.

Alambre de espinos que recuerda a los campos de concentración nazis donde aplicaban la "Solución final" decidida en la Conferencia de Wannsee

Conmemoración en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. © AI

Además, el artículo 1 es todo un alegato contra cualquier tipo de discriminación: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. También el artículo 5 hace referencia a las prácticas cometidas durante el Holocausto: “Nadie será sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. El compromiso de Amnistía Internacional contra la tortura es claro desde sus orígenes y trabaja por llevar a los torturadores ante la justicia. Defiende además que la tortura no puede justificarse en ningún caso. Es un acto de barbarie, inhumano, que sustituye el Estado de derecho por el terror. 

Asimismo, la labor de Amnistía Internacional se basa en el principio de no discriminación y trabaja para cuestionar leyes y prácticas discriminatorias, y garantizar que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos en condiciones de igualdad. Todo el mundo tiene derecho a ser tratado por igual, con independencia de su raza, etnia, nacionalidad, clase, casta, religión, creencias, sexo, género, lengua, orientación sexual, identidad de género, características sexuales, edad, estado de salud u otra condición.

Con los derechos humanos en el centro, Amnistía Internacional trabaja por construir un mundo más igualitario y justo, libre de toda discriminación, para que los derechos humanos no se menosprecien y no se repitan prácticas terribles como la “Solución final” nazi.

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