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© Diana Ulloa/AFP/Getty Images. Manifestantes antigubernamentales participan en una marcha de apoyo al movimiento "Las Madres de Abril", cuyos hijos murieron en las protestas.

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La sangrienta represión estatal no silenciará a la ciudadanía de Nicaragua

Por Erika Guevara Rosas (@ErikaGuevaraR), directora para las Américas de Amnistía Internacional,

Unos días después de cumplir 15 años, Álvaro Conrado utilizó el dinero que había recibido como regalo para comprar agua para los estudiantes que se manifestaban en las calles de Managua, la capital de Nicaragua, contra las reformas de la seguridad social. Era su forma de solidarizarse con quienes protestaban bajo el intenso calor tropical.



Yo creo que él pensó que era su deber ir a ayudar a los estudiantes. A un lado estaba la policía, al otro estaban los estudiantes. Creo que él no se dio cuenta del peligro en que estaba. Pero él estaba decidido”.


Un manifestante antigubernamental herido recibe atención médica tras ser golpeado durante la marcha en apoyo de "Las Madres de Abril". © Diana Ulloa/AFP/Getty Images

informe de Amnistía Internacional



otros dos hospitales públicos se negaron a tratar a personas heridas en las protestas ese día. a las familias, las hicieron firmar un documento por el que desistían de denunciar a la policía por las muertes.




Yadira Córdoba, madre de Orlando Córdoba, de 14 años, supuestamente asesinado por la policía durante una protesta contra el presidente nicaragüense Daniel Ortega, abraza a un pariente durante el velorio de su hijo en Managua el 1 de junio de 2018. © Inti Ocon/AFP/Getty Images



Sus intentos de criminalizar a los muertos e incluso negar su existencia han acrecentado aún más el dolor de las familias de las víctimas.

Se quieren lavar las manos. Son personas que no aceptan su culpabilidad”,



“La muerte de mi hermano no es inventada”
a masacre”.

La muerte de mi hermano no es inventada. Mi hermano ya no está. Ellos lo que quieren hacer es tapar todo. Esto no lo pueden callar. Esto fue una masacre.

Graciela, hermana de una las víctimas




Irónicamente, muchos nicaragüenses comparan ahora a Ortega con Somoza, el dictador que él ayudó a derrocar en 1979

medio millón de personas marcharon pacíficamente por las calles de Managua en solidaridad con las madres de las 83 personas que habían sido asesinadas en las protestas hasta ese momento.




Aníbal Toruño, director de Radio Dario, en el interior de las instalaciones tras ser incendiadas. © Óscar Navarrete

Al menos una decena de periodistas sufrieron robos, amenazas o agresiones durante las protestas, y a un reportero, Ángel Gahona, lo mataron de un tiro durante una retransmisión en directo a través de Facebook.
Erika Guevara, Amnistía Internacional




Al volverse contra su propio pueblo y negarle su derecho a la vida y a la libertad de expresión, está escribiendo uno de los capítulos más oscuros de la historia de Nicaragua.

“somos como prisioneros. Cuando no estamos de acuerdo con lo que dicen, simplemente nos mandan a la policía a dispararnos o nos mandan a sus simpatizantes a golpearnos.

Álvaro, padre de víctima


Estamos como prisioneros”Cuando no estamos de acuerdo con lo que dicen, simplemente nos mandan a la policía a dispararnos o nos mandan a sus simpatizantes a golpearnos”.



“Que haya justicia. Que los jóvenes, como mi hijo y los otros jóvenes que murieron, no tengan una muerte en vano”.

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