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Imagen de un niñoque mira al suelo en medio de un edificio devastado.

Un niño inspecciona los daños tras un ataque aéreo israelí a la ciudad de Al-Zawayda, en el centro de la Franja de Gaza. Falta autor. © dpa Picture Alliance

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La destrucción de Gaza tras los ataques de Israel en seis imágenes impactantes

Por Alberto Senante (@asenante), colaborador de Amnistía Internacional,

Hombres, mujeres, niños, niñas, bebés, hospitales, farmacias, colegios, viviendas, carreteras... Nada ni nadie parece escapar a la violencia que Israel ha desatado desde el pasado octubre en toda la franja de Gaza en respuesta al ataque de grupos armados palestinos en su territorio.

Estas seis fotografías nos hablan del inimaginable sufrimiento que llevan meses sufriendo las más de dos millones de personas palestinas que viven en Gaza bajo los bombardeos y el asedio del ejército israelí.

1. Una sonrisa en medio de la destrucción de Gaza

Un niño palestino sonríe y abraza un oso de peluche rojo

Un niño palestino sonríe junto a un oso de peluche tras un bombardeo del ejército israelí en la zona de Al-Mawasi, al oeste de la ciudad de Rafah. © dpa Picture Alliance

Tras más de medio año de ataques de Israel a la Franja de Gaza la catástrofe humanitaria no tiene precedentes desde la II Guerra Mundial. Las víctimas mortales se cuentan por decenas de miles, las heridas podrían superar pronto las 100.000. Más del 4% de la población de Gaza ha perdido la vida o se encuentra gravemente herida.

Desde que comenzara la ofensiva en octubre, los posibles crímenes de guerra se amontonan, como este ocurrido el pasado abril en Rafah en el que murieron 44 personas civiles, entre ellas 32 niños y niñas. Amnistía Internacional ha hallado numerosos indicios de crímenes de guerra en los ataques aéreos indiscriminados o directos contra población civil.

La relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, denuncia que existen “motivos razonables” para creer que Israel está cometiendo actos propios del delito de genocidio como el de “infligir deliberadamente a un grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial”.

La particularidad de este crimen es que, además de quienes los sufren, es el propio ejército israelí el que muestra con orgullo las pruebas de estos ataques a población civil a través de medios oficiales y también en las redes sociales de sus soldados, por lo que se trataría del primer genocidio al que asistimos en directo, impotentes e impasibles.

2. Objetivo: hacer imposible la vida en Gaza

Ante los apagones de luz, una familia se calienta con un fuego en la calle en Gaza

Una familia palestina se calienta con un fuego improvisado en la calle en Khan Yunis (Gaza) el pasado noviembre.© Mohamad Zaanoun / Middle East Images / Middle East Images vía AFP.

Además de los bombardeos aéreos y los ataques terrestres, el ejército israelí ha impedido el acceso a la población palestina de todo aquello que hace posible la vida: agua, alimentos, medicinas, combustibles, electricidad. En los últimos meses el ejército de Israel ha obstaculizado todos los puntos de entrada a Gaza, y los apagones prolongados en las telecomunicaciones han reducido enormemente el volumen de ayuda que pueda entrar en la franja, tal y como denunciaron 20 organizaciones humanitarias.

La ofensiva israelí que comenzó en el norte de Gaza, ya ha llegado al sur, a la ciudad de Rafah, donde la población ha aumentado de 280.000 a 1.400.000 personas, y siguen recibiendo ataques y nuevas órdenes de huir. Pero cuesta imaginar a dónde: el resto de la franja tampoco es un lugar seguro y muestra unos niveles de destrucción inhumanos. Viviendas, carreteras, hospitales, campamentos, escuelas y tuberías de agua han quedado totalmente destruidas. En toda Gaza se acumulan ya toneladas de escombros, donde la vida ya es imposible de imaginar.

Por si quedaba alguna duda de que esta operación poco o nada tiene que ver con acabar con los miembros de Hamás en Gaza, la violencia también se ha desatado en Cisjordania, con detenciones masivas, expropiaciones, y según datos de OCHA, más de 500 personas palestinas han sido asesinadas en estos territorios desde el 7 de octubre, entre ellos 122 niños y niñas.

3. Un arma llamada hambre en Gaza

Varios niños y niñas piden comida en Gaza

Un grupo de niñas y niños palestinos piden comida con sus ollas vacías tras una valla de Rafah, el 25 de febrero de 2024. © Abed Zagout / Anadolu vía Getty Images.

La hambruna ya es una realidad en Gaza y la falta de alimentos es una amenaza clara para cualquiera que sobreviva en la franja. Esta es la conclusión de la Corte Internacional de Justicia del pasado marzo. Los ataques aéreos no solo han destrozado los lugares de almacenamiento de alimentos, sino que solo se ha permitido la entrada de ayuda humanitaria a cuentagotas a un lugar donde aún viven dos millones de personas.

La desesperación provocada por el hambre de la población gazatí se comprobó con toda su crueldad en la masacre de la harina. En la madrugada del 29 de febrero cientos de personas se agolparon en torno a camiones de ayuda humanitaria. El ejército israelí abrió fuego directamente contra quienes trataban de conseguir algo de comida: 112 personas perdieron la vida aquella noche.

Las escenas de población civil israelí atacando en la frontera camiones con alimentos y ayuda humanitaria es una de las más aberrantes que nos dejarán estos meses de violencia y odio sin medida. Además, miles de camiones, tanto comerciales como de ayuda, esperan durante semanas en el lado egipcio poder cruzar a territorio gazatí. Amnistía Internacional señala que la privación de alimentos generalizada supone un castigo colectivo tipificado como crimen de guerra.

4. La resistencia cotidiana en Gaza

Un farmacéutico vende medicinas en Gaza. Las tiene puestas sobre una mesa que es su puesto de venta improvisado tras la destrucción de su farmacia

El farmacéutico palestino Iyad Jaber vende medicamentos en una calle de Deir al-Balah, después de que vaciaran su farmacia en la ciudad de Rafah.© dpa Picture Alliance

Si toda la población de Gaza se ha visto obligada a una prueba de supervivencia cotidiana durante meses, en el caso del personal sanitario la prueba de resistencia alcanza directamente la heroicidad. Hospitales bombardeados, falta de suministros, cortes de luz, y sobre todo una infinita impotencia de no poder salvar la vida de sus vecinos ni poder atender adecuadamente a los heridos de gravedad, que superarían ya los 80.000. Se calcula que 14.000 pacientes necesitan un tratamiento que les salve la vida, pero desde que Israel tomó el control del puesto fronterizo de Rafah no se ha producido ninguna evacuación por motivos médicos.

Al Naser, Al Shifa, Al Nasr, Al Quds. Son los nombres de algunos de los principales hospitales bombardeados por el ejército de Israel. Prácticamente todos los hospitales han recibido en algún momento una orden de evacuación. El número de centros sanitarios afectados podría superar los 300, pero el dolor causado es incalculable. Como el de Zenab, una mujer embarazada que perdió a su marido en un ataque aéreo israelí. Para huir de los ataques tuvo que caminar durante horas para encontrar un hospital o farmacia en funcionamiento que le pudiera dar un medicamento para las complicaciones de su embarazo, sin agua y sin comida.

5. La huida dentro de una ratonera como es Gaza

Una madre palestina camina con sus hijos entre los escombros en Gaza

Una mujer palestina camina con sus hijos entre casas destruidas del barrio de Sheikh Radwan, en la ciudad de Gaza, tras cien días de ataques de Israel a la franja. Picture Alliance / DPA | Omar Ishaq.

La Franja de Gaza ha sido llamada durante años como la mayor cárcel a cielo abierto del mundo. Con todas sus fronteras blindadas, esta línea de 40 kilómetros de largo y un máximo de 10 de ancho, es uno de los territorios con mayor densidad de población. Al inicio de la ofensiva los ataques se concentraban en el norte, provocando la huida hacia las ciudades del sur, pero con el paso del tiempo los ataques y la presencia del ejército israelí han alcanzado todo el territorio, hasta la ciudad de Rafah, en la frontera sur.

El resultado es que prácticamente toda la población se ha visto obligada a dejar sus hogares, y en muchos casos varias veces, porque allí a donde huían se producían nuevos ataques. Según la UNRWA, más de dos tercios de la población de Gaza están hacinados en un área de 69 kilómetros cuadrados, menos de una quinta parte del territorio. Por supuesto, sin apenas acceso a agua, alimentos, o medicinas y ninguna certeza de que ese lugar no vaya a ser atacado de nuevo por Israel.

6. Camino a la destrucción total en Gaza, con Occidente como cómplice

Un hombre camina entre los escombros de una zona completamente destruida en Gaza.

Un hombre camina en las inmediaciones del Hospital al-Shifa, en el norte de Gaza, tras un ataque del ejército israelí. © dpa Picture Alliance

A pesar de la orden de la Corte Internacional de Justicia para que Israel ponga fin a los ataques en Gaza por el riesgo de genocidio que conllevan, las operaciones militares aéreas y terrestres continúan golpeando a la población. Ni la demandas presentada por Sudáfrica, y apoyada por numerosos países, ni varias resoluciones de Naciones Unidas, ni un sinfín de llamamientos de organizaciones internacionales parecen hacer dudar al gobierno israelí de proseguir la masacre.

Estados Unidos y varios países europeos relevantes como Alemania, Francia, Italia, o Reino Unido Unido, siguen ofreciendo un escudo diplomático que parece garantizar la impunidad a los dirigentes israelíes frente a sus crímenes. La administración Biden parece ser la única que podría presionar a su aliado histórico para conseguir un alto el fuego que abra la puerta a un cese definitivo de los ataques. Pero no solo eso sino que, a pesar de algunas declaraciones de preocupación por la situación de la población civil, sigue suministrando enormes cantidades de armamento para las operaciones en Gaza, al mismo tiempo que oculta la dimensión total de estos envíos.

En otras palabras, el ejecutivo de Netanyahu lleva -sobre todo- estos últimos meses burlándose en la cara del derecho internacional y de los organismos que buscan protegerlo, pero lo peor es que muchos de los países más poderosos de la tierra parece hacerles gracia.

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