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Jani Silva: "Entre todas las personas debemos defender la vida en nuestro planeta"

Por Manu Mediavilla (@ManuMediavilla), colaborador de Amnistía Internacional,

La colombiana Jani Silva es defensora de los derechos ambientales. Jani enfrenta graves amenazas por dedicarse en cuerpo y alma a proteger el Amazonas y los derechos de las más de 1.200 personas que viven en la Zona de Reserva Campesina de La Perla Amazónica en el Putumayo. Frente a los intentos de grupos armados y empresas multinacionales de apoderarse de su territorio, ella ha liderado programas de reforestación y abogado por la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre las FARC-EP y el gobierno.

Cofundadora de la Asociación para el Desarrollo Integral y Sostenible de la Perla Amazónica (ADISPA) en 2008, su trabajo la enfrentó a la petrolera Amerisur, que obtuvo una licencia para operar en áreas superpuestas con la reserva en 2009. Desde entonces, al menos dos derrames de petróleo han envenenado las fuentes de agua de las que dependen las comunidades locales.

Silva fue protagonista en el último Día Internacional de la Madre Tierra, el 22 de abril, de la campaña de Amnistía Internacional “Una carta del mundo”, en la que la organización exigió a las autoridades colombianas que tomen medidas efectivas para garantizar su seguridad. Y el año pasado, en el marco de la campaña global de AI “Escribe por los Derechos”, recibió la solidaridad de 415.363 personas que desde decenas de países reclamaron su protección.

Desde enero de 2020, la protección estatal se ha demostrado insuficiente, y Jani Silva ha vivido siete incidentes de seguridad, incluidas persecuciones de personas desconocidas, vigilancia digital ilegal del ejército, amenazas de muerte y numerosos disparos a pocos metros de su hogar. También se descubrió un plan para asesinarla, pero nada de ello ha logrado intimidarla: “No podemos huir ni dejarnos ganar por el miedo”, enfatiza. “Hay que seguir luchando” --añade--, porque las “amenazas contra el territorio nuestro” lo son “contra el mundo entero, porque tenemos que proteger la tierra que nos permite vivir”.

Jani Silva

Jani Silva, defensora mediambiental colombiana. © © Nubia Acosta

Hace un año, el 28 de octubre de 2020, Jani Silva explicó en una carta abierta que “a pesar de todos los tropiezos y dificultades, estamos convencidos de que nuestra lucha es justa y necesaria”, porque “todos y todas somos vida” y “defender la Amazonía es defender la vida de las generaciones presentes y futuras”. No se trata solamente de defender “un ecosistema” y “toda una cultura campesina”, sino que “hay una responsabilidad muy grande sobre nuestros hombros, porque todo el mundo respire el oxígeno que producen nuestros bosques y humedales”. Y por eso "lasamenazas contra nuestro territorio no son solamente contra nuestra comunidad, sino contra el mundo entero, contra el agua, los árboles y las especies que están en riesgo de extinción”.

Todos los ecosistemas son importantes, entre todos forman un conjunto que defiende la vida en el mundo”, recalcaba. Y por eso todos tenemos que ser defensores del territorio”, por eso “debería de haber un mundo de defensores, porque se debe defender entre todos la vida de todos”. Hay que respetar la diversidad del suelo y rechazar los monocultivos, porque “queremos que exista la variedad de cultivos, de vida, que siempre hemos tenido”, y “los daños a la naturaleza no se arreglan con dinero, ni con empleos, se arreglan respetándola”.

En Colombia dicen que los que tienen dinero siempre ganan, que el que tiene poder siempre gana, pero acá seguimos. No somos muchos, pero hemos tenido logros importantes, como haber retrasado por tres años la entrada de más plataformas petroleras. Pero nuestra comunidad ya no tiene agua potable. Estamos pendientes de que caiga un aguacero para poder recoger el agua, porque los ríos y quebradas, que antes surtían todo el tiempo de pescado y agua, actualmente están contaminadas por residuos propios de la industria petrolera. Antes nos bañábamos en ella, pero ahora, si nos metemos, nuestra piel se ampolla. Antes se tomaba agua de cualquier caño y ahora es imposible consumirla. Hay familias que sufren de sed”.

“Vivir con miedo, con zozobra, no es vivir. Vivir oprimido no es vivir. Hay que alzar la voz y buscar quien defienda a los defensores”, apostillaba Jani Silva.

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