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Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo
El impacto del cambio climático. La urgencia por actuar

Fernando Valladares. © Particular

Blog

Fernando Valladares: “Cada diez años mueren por efecto del cambio climático las mismas personas que en la Segunda Guerra Mundial”

Por Alberto Senante (@asenante), colaborador de Amnistía Internacional,

Hablamos con el investigador del CSIC sobre el impacto que ya tiene el cambio climático en los derechos humanos de la población mundial, sobre cómo serán nuestros próximos veranos, y el papel de la comunidad científica y la ciudadanía ante este “lío” en el que se ha metido la humanidad.

¿Qué novedades aporta el último informe del IPCC, el grupo internacional de expertos de la ONU, respecto a lo que ya sabíamos?

No hay grandes saltos, y tampoco hay grandes contradicciones. El IPCC va cambiando su tono, los científicos hemos notado que hablar en un lenguaje muy prudente, con muchas probabilidades, a lo que ha llevado es a muy poca acción, a que el cambio climático no haya tenido el nivel de urgencia y prioridad que la comunidad científica cree necesario. Y eso es lo que está empezando a cambiar en el lenguaje del IPCC y de quienes nos dedicamos a difundirlo.

Las incertidumbres son tan pequeñas que no podemos confundir mencionándolas, la certidumbre de que el cambio climático reciente está profundamente afectado por los gases de efecto invernadero no permite probabilidades. El informe pone sobre la mesa algo que nunca habíamos hecho, que es meternos en política, porque son las decisiones políticas las que nos han traído aquí.

Un ejemplo clarísimo es el Acuerdo de París de hace siete años. Prácticamente nadie ha hecho nada. El IPCC lo constata y dice ‘¿para qué hacer más acuerdos si no los cumplimos?’ Y muestra que es incompatible firmar el Acuerdo de París con el Tratado de la Carta de Energía. Y es incompatible porque las emisiones asociadas a la Carta de Energía son las que se comprometen a reducir en el Tratado de París.

Igual que el ser humano no puede seguir apoyando un modelo socioeconómico basado en el crecimiento porque, tal cual lo estamos haciendo conlleva un crecimiento de las emisiones o al menos no una reducción. Así que desde la Ciencia, fríamente y sin ideología, concluimos que matemáticamente el modelo económico neoliberal capitalista no es compatible con la reducción de emisiones.

El cómo transciende a nuestro conocimiento, pero el qué está muy claro: hay que desmontar un sistema basado en el crecimiento ilimitado e ir buscando las vías para un decrecimiento en aspectos económicos, y crecer en otros como derechos humanos o mejoras sociales que no tienen huella de gases de efecto invernadero.

Abordar la emergencia climática

Fernando Valladares. © Particular

Parece que a los expertos en cambio climático se os acaban las formas para trasladar la gravedad de la situación.

Yo llevo hablando de cambio climático a la ciudadanía más de 20 años. Pero de vez en cuando otros compañeros y yo paramos y nos preguntamos ‘¿alguien nos está escuchando?’. Preocupa que las acciones políticas y sociales no van en paralelo con el nivel de alarma. Estamos diciendo que, por efecto del cambio climático, se mueren cada diez años el mismo número de personas que en la Segunda Guerra Mundial.

Estamos hablando de cosas muy fuertes y se nos cuela un ‘no hemos podido tocar la Ley de Cambio Climático porque ha venido una pandemia’, o ‘porque Putin ha invadido Ucrania’. Pero, ¿no veis las conexiones? ¿No veis que todo eso tiene un origen común que es nuestra relación insostenible con los límites físicos del planeta? La invasión de Ucrania, la crisis energética, la alimentaria, están causadas por lo mismo… Nos distraemos con el dedo, pero llevamos 30 años apuntando a la luna. Yo mismo voy buscando formas alternativas de decir las cosas para ver si, casi por casualidad, pulso una tecla en la actualidad pública o política que remueva conciencias.

¿Cuál es el impacto que está teniendo ya el cambio climático en los derechos humanos de la población mundial?

La lista es larga, pero podemos empezar por el más reciente, el derecho humano universal a un medio ambiente limpio y saludable, declarado en julio de este año. Pero quizás los que más me preocupan tienen que ver con la pobreza extrema, el derecho a un mínimo de agua. Estos derechos, que están en la Agenda 2030, están siendo violados en el contexto de un cambio climático que no está siendo mitigado. Y por no mitigarlo, el ser humano está infringiendo lo que considera más sagrado o lo que de forma internacional ha acordado que le parece más significativo.

El cambio climático afecta a las personas más vulnerables. Pero más allá de apelar a la ética o los derechos humanos, es algo funcional. Una sociedad en la que las desigualdades crecen es un sistema más frágil, se puede ver matemáticamente cómo es más vulnerable e inestable. Así, el cambio climático nos perjudica a todas las personas. Si el sistema sanitario está colapsado, por mucho dinero que tengas llegará un momento que no tendrás acceso a ciertos servicios. Igual que si hay un apagón o hay problemas de abastecimiento. O si el agua del subsuelo está salinizada por la subida del nivel del mar. Da igual que tengas un chalet en la playa de muchos millones, no vas a tener agua potable…

No se puede escapar de un problema global. La manera de escapar es reduciendo las desigualdades, y esto tiene muchas implicaciones. La comunidad científica las está empezando a poner en los informes. Porque salvo algunas excepciones en personalidades influyentes o políticos, no lo dice ni asume nadie. Así que toca a la comunidad científica decir: una conclusión de este informe es que hay que hacer ciertas cosas que tienen ciertas implicaciones ideológicas.

¿Qué poblaciones están sufriendo más por el cambio climático?

Lo primero es que está provocando el fallo del sistema alimentario global. Hace dos años un científico estimaba lo que este verano se ha hecho realidad: la sincronización de las olas de calor en algunas zonas de Asia, Europa y Norteamérica, precisamente los lugares donde están ‘los graneros globales’. Este año lo hemos visto, ha habido reducción de la producción en los tres. Ahí tenemos un grave problema. Sube el precio de los cereales, la gente con menos ingresos no puede comprar alimentos.

Y otro ejemplo lo tenemos en las migraciones disparadas por el cambio climático, que son más de la mitad de las personas que se mueven en el mundo. Lo vemos en Centroamérica, donde la gente arriesga sus vidas, donde muchas mujeres son violadas, y sigue aumentando ese flujo por los fallos en las cosechas.

Del mismo modo que estamos ya acostumbrados, y casi inmunizados, a ver las corrientes del Sahel y del Centro de África que vienen a las costas europeas. La persona que coge una patera está empujada por el cambio climático. Esto está ocurriendo, pero de tanto verlo ya nos parece que es normal que haya millones de personas de África que se jueguen la vida cada año tratando de llegar a Europa. Pero no, no es normal.

La gravedad de la emergencia climática

Fernando Valladares nos advierte: " En España se están alcanzado temperaturas que no hacen posible la vida humana".© Pixabay

¿Qué efectos del cambio climático son ya visibles en España y cuáles pueden ser los que veamos en los próximos 5, 10 años?

Estamos viendo ya el problema con la gestión irresponsable del agua. El derroche que se ha hecho este año ha provocado que Doñana se seque, que en muchos municipios no haya ‘agua de boca’, que no dé para regar, que tengamos que importar materias primas como la leche. Esto ya son derivadas de una gestión irresponsable del agua en un escenario de cambio climático.

España siempre ha sido un país seco, pero esa sequía propia se ha visto acrecentada. Pero la sequía es lo que "llueve menos lo que gastamos". Ya estamos viendo que llueve menos, y de una forma torrencial que se aprovecha peor. Pero lo que va igual de mal o peor es la gestión, el despilfarro, el regadío. ¿Cómo hemos podido caer en la trampa del regadío? El regadío es dejarnos sin futuro, es un pelotazo por el que hemos hipotecado nuestros suelos.

Otra cuestión que estamos viendo es la tolerancia fisiológica humana a las temperaturas. En España se están alcanzado temperaturas que no hacen posible la vida humana. Los 4.700 españoles muertos por calor este verano son la muestra de que estamos llegando a umbrales muy duros para la supervivencia. Y no todas las personas lo pueden arreglar a golpe de aire acondicionado.

Otro impacto serían las infraestructuras costeras, que no están diseñadas para el mar presente. Lo que pasa es que se hicieron con márgenes de seguridad y por eso aguantan. Pero cuando vienen tormentas se muestra la vulnerabilidad de paseos marítimos, del sistema ferroviario, del Delta del Ebro... Se calcula que 200.000 españoles y españolas ya están amenazados por el desbordamiento marino.

Y también está el sistema eléctrico. Las personas responsables dicen que la probabilidad de un apagón es muy baja, pero sin especificar. Habría que ver cuánto de baja, porque desde luego no es cero, y qué factores pueden acrecentarla. Y por supuesto uno es el cambio climático. Las tormentas que provocaron apagones durante muchos días en Francia son la muestra de ese cambio climático salvaje. El sistema español está muy bien diseñado, está sobredimensionado. Pero se puede caer y más vale que vayamos calculando las probabilidades porque los apagones puntuales llegarán.

Usted ha dicho que este ha sido el verano más “fresco” de lo que nos queda de vida. ¿Cómo serán entonces los próximos?

Lo más probable es que vayamos encadenando olas de calor y dejen de ser episodios aislados. Hemos pasado de 7 días de promedio de ola de calor a 42 días este verano. También vamos a sobrepasar valores casi mitológicos. Igual que en el Reino Unido se sobrepasaron 40º y algunos meteorólogos decían que nunca pensaron que verían eso en su vida, en España es probable que veamos los 50º. Ahora estamos en 47º como temperatura máxima oficial homologada.

Así que probablemente en los próximos veranos sobrepasemos récord históricos, y lo que caracteriza a una ola de calor es que las mínimas de noche no bajan, así que tendremos noches tropicales. Como estamos teniendo veranos en los que el Mediterráneo tiene temperaturas propias del Trópico, y eso va a ser también más frecuente. Este año ha estado por encima de 30º muchos días, y eso no es normal. Esto no solo afecta a la flora y la fauna, ahora hay mucho más riesgos de que una masa de aire frío entre en contacto con esa fábrica de vapor de agua que es el Mediterráneo, y entonces no es que llueva es que diluvie. De toda la vida ha habido gotas frías en la costa Mediterráneo a final de verano, pero ahora esos riesgos se extenderán más en el tiempo.


Es urgente actuar contra el cambio climático

© Markus Spike by Pexels

¿Qué podemos hacer para presionar a nuestros líderes políticos para que actúen contra el cambio climático?

La ciudadanía tiene tres tareas, y solo una de ellas es de la de presionar a los líderes o representantes. La primera, que además estamos haciendo bastante bien, es la adaptación. Se han creado refugios climáticos en algunas ciudades, que son un ejemplo de adaptación, eso le salva la vida a la gente.

Segunda cuestión, diría la más compleja y la más importante: entender lo que está pasando. Entender que es nuestro sistema socioeconómico lo que nos ha traído aquí. Por eso tenemos que abordar nuestra forma de hacer las cosas. No se trata de cargarnos con muchas mochilas de responsabilidad, sino entender que no podemos crecer de forma ilimitada. Y no es fácil porque lo que trae consigo es asumir profundos cambios en nuestro día a día, en lo que consideramos éxito, en nuestros objetivos. Es confrontar con profundidad nuestra forma de vivir.

Y esta es la que nos va a permitir la tercera, exigir que los políticos estén a la altura de las circunstancias. Pero supongamos que por una vez los políticos se atreven a medidas impopulares, si la gente no ha pasado por el paso de entender, ¿de qué va a servir? Les echaremos por otros que prometan un milagro, y los vamos a encontrar, de esos siempre se encuentran. Los políticos valientes son raros, pero imaginemos que haya uno. Si la sociedad no está preparada, haremos una rebelión contra ese que está tomando medidas con base científica.

Si las medidas contra el cambio climático no son entendidas por la ciudadanía no van a funcionar. Así que no solo tenemos que presionar a los políticos sino que también tenemos una labor honesta de entender el lío en el que estamos. Es un lío peligroso, difícil, del que yo creo que hay salida, pero no es una salida fácil, que requiere del valor de los votantes, no solo de los representantes políticos.

 

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