El soldado dirigió la navaja hacia la nariz de Dau*, amenazándolo con cortársela si no contestaba “correctamente” a sus preguntas. Se las llevaban formulando todo el día: que si luchaba para un grupo armado, que si llevaba comida a los combatientes, que dónde estaban los combatientes...
“Era muy difícil respirar”A duras penas conseguía hacerlo”.
Paisaje del término municipal de Kutkai, con una pequeña población al fondo (estado de Shan del Norte, Myanmar), 28 de julio de 2017. © Minzayar Oo-Panos/Amnesty International
Un conflicto que empeora
informe de Amnistía Internacional“Sin embargo, la promesa de una nueva etapa en la historia de Myanmar no se ha hecho realidad, ya que el ejército sigue aferrado a sus brutales tácticas de siempre. De hecho, a lo largo del último año, el conflicto y los abusos se han intensificado.”Matthew Wells
Un castigo colectivo
s apuntaron con pistolas mientras gritaban”, “Nos insultaron. Pasamos mucho miedo”.
No sabía responder bien a una pregunta”, Nos preguntaron si alguno éramos soldados [del TNLA], y mi hijo no supo qué responder. Además, le vieron la cicatriz de la cara, de cuando se cayó. [Por la cicatriz] Y sospecharon que era soldado”.
Mi hijo ya no estará en el pueblo”
Mujer kachin preparando el desayuno para su familia, mientras sus hijos juegan en la cocina común para personas internamente desplazadas de una iglesia de la Convención Bautista Kachin (KBC) en Kutkai, estado de Shan del Norte (Myanmar), 30 de julio de 2017. © Minzayar Oo-Panos/Amnesty International
El ejército mantiene un control férreo
“No queremos tener miedo. Necesitamos que el ejército de Myanmar viva en paz con las comunidades étnicas. No quiero que nos vuelvan a torturar.”
Dau, vecino de un pueblo del estado de Shan del Norte, torturado por las fuerzas armadas de Myanmar
“No queremos tener miedo”,Necesitamos que el ejército de Myanmar viva en paz con las comunidades étnicas. No quiero que nos vuelvan a torturar”.
The Diplomat.