El tribunal se disponía a dictar sentencia. Los acusados tomaron la palabra por última vez. Mahmoud al-Ahmadi cogió el micrófono. Se expresaba con valentía y convicción, esforzándose por convencer al juez de su inocencia. Ni él ni los demás acusados habían asesinado al Fiscal General Hisham Barakat. Tenían que creerle.
“Llevaban doce días torturándome cuando entró un oficial y me dijo: deja que las cosas sigan su curso y haz lo que te diga. Cargarás con el atentado en el que murió Barakat”,
Manifestantes participan en una protesta contra la ejecución en Egipto de nueve presuntos miembros de la Hermandad Musulmana condenados por participar en el asesinato en 2015 del fiscal del país. © AP/Lefteris Pitarakis
Una manifetante reza durante una protesta contra la ejecución en Egipto de nueve presuntos miembros de la Hermandad Musulmana condenados por participar en el asesinato en 2015 del principal fiscal del país. © AP/Lefteris Pitarakis