El teléfono sonó a las cuatro de la tarde, exactamente como estaba previsto. La llamada elevó la tensión en el pequeño salón de la casa de la década de 1950 en Ciudad de México.
“¿Acepta una llamada del Penal Federal de Occidente?”,“Sí, por supuesto. Sí, la acepto”,
Falsas sospechas
“Acudíamos a asambleas por la reforma educativa, en contra de las guerras”Organizábamos círculos de estudio en la universidad y en varias otras zonas de la ciudad”.
movimiento social Yo Soy 132,
Lénica Morales es una activista de derechos humanos y la compañera de Enrique. © Private
Un sueño hecho añicos
Blanca Aviña Guerrero, la mamá de Enrique, ha estado luchando para conseguir justicia para Enrique. © Private
De estudiante a delincuente
El proceso ha sido muy difícil”,Mucha gente está por detenciones arbitrarias, por tortura, acusados de delitos que no cometieron”.
Nunca nos imaginamos que esto podía pasarnos a nosotros pero ahora sabemos que le puede pasar a cualquier persona”
No sé qué decir”, El gobierno no escucha. Dice que así son las cosas y así son, nadie los puede convencer. Es muy difícil saber que aquí hay tantas injusticias y que nadie hace nada. Que te pueden desaparecer y que a nadie le importa.”
“Le pediría justicia”,Pero eso es algo que no quieren oír, nunca lo entenderán”.