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Ilustración de Chelsea Manning hecha para la campaña Maratón de Cartas por los Derechos Humanos. © Alicia Neal / Chelsea Manning Support Network

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Chelsea Manning: “Vale la pena correr el riesgo de alzar la voz”

Chelsea Manning cumple una condena de 35 años de prisión por filtrar documentos clasificados del Gobierno de Estados Unidos al sitio web WikiLeaks. Desde su celda en una prisión de Kansas, Estados Unidos, Chelsea nos dice por qué alzar la voz contra la injusticia puede ser una oportunidad que se presenta una vez en la vida.

¿Por qué decidiste filtrar documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán?  
Esos documentos eran importantes porque se refieren a dos conflictos relacionados contra la insurgencia, en tiempo real y desde el terreno. La humanidad no ha tenido nunca una documentación tan completa y detallada de cómo es en realidad la guerra moderna.

Cuando comprendes que las coordenadas representan un lugar real donde viven personas, que las fechas sucedieron en nuestra historia reciente, que los números son en realidad vidas humanas –con todo el amor, la esperanza, los sueños, el odio, el miedo y las pesadillas que las acompañan–, entonces es difícil olvidar lo importantes que son estos documentos.

¿Qué consecuencias pensaste que esto podría tener para ti personalmente?
En 2010 yo era mucho más joven. Las consecuencias eran algo muy impreciso. Esperaba las peores consecuencias posibles, pero no tenía una noción clara de lo que eso podía suponer.

Pero esperaba que me demonizaran y que examinaran y analizaran cada momento de mi vida en busca de todos y cada uno de los errores que hubiera podido cometer –cada defecto, cada mancha–, y que los utilizaran en mi contra el tribunal de la opinión pública. Me daba miedo sobre todo que mi identidad de género se utilizara en mi contra.

¿Qué sentiste al caer sobre ti todo el peso del sistema de justicia de Estados Unidos y ser presentado como un traidor?
Fue especialmente interesante ver la logística que se movilizó en el procesamiento: los montones de dinero que gastaron; los litros de combustible que quemaron; las resmas de papel que imprimieron; las largas listas de personal de seguridad, abogados y expertos: a veces parecía un poco idiota.

Pareció especialmente una idiotez que los oficiales que enjuiciaron mi caso me presentaran como un traidor. Los vi fuera del tribunal durante al menos 100 días antes del juicio y durante la vista y me forjé una idea muy atinada de quiénes eran como personas. Estoy casi seguro de que ellos también se forjaron una buena idea de quién soy yo como persona. Sigo convencida de que ni siquiera los abogados que presentaron los argumentos de traición se creían sus propias palabras mientras las pronunciaban.

Mucha gente piensa que lo que has hecho ha sido denunciar irregularidades. ¿Por qué son importantes las personas que denuncian irregularidades?
En un mundo ideal, los Gobiernos, las empresas y otras grandes instituciones serían transparentes por defecto. Lamentablemente, el mundo no es ideal. Muchas instituciones comienzan a deslizarse lentamente hacia posiciones de opacidad, y hacen falta personas que den fe de ello.

Creo que el término “denunciante de irregularidades” tiene una connotación abrumadoramente negativa en la política y en el mundo de la empresa, cercana a “alcahuete” o “soplón”. Hay que abordar este asunto de alguna manera. Con mucha frecuencia, las políticas que supuestamente protegen a esas personas se usan en realidad para desacreditarlas.

¿Qué le dirías a quienes tienen miedo de alzar su voz contra la injusticia?
En primer lugar, señalaría que la vida tiene un valor inmenso. En Irak en 2009-2010, la vida parecía no valer nada. Llegó a ser sobrecogedor el ver el simple número de personas que sufrían y morían, y la indiferencia aprendida hacia todo ello por parte de todas las personas que me rodeaban, incluidos los propios iraquíes. Eso cambió realmente la perspectiva que yo tenía sobre mi vida, y me hizo comprender que vale la pena correr el riesgo de denunciar las injusticias.

En segundo lugar, en la vida casi nunca se nos brinda la oportunidad de cambiar realmente las cosas. De vez en cuando debemos hacer una elección importante. ¿De verdad quieres verte, 10 o 20 años después, preguntándote si podías haber hecho algo más? Estas preguntas son las que no quería que me acosaran.

Tu caso ha formado parte del Maratón de Cartas por los Derechos Humanos de Amnistía Internacional. ¿Qué ha significado para ti recibir cartas de personas procedentes de todas partes del mundo?
Es absolutamente asombroso contar con esta clase de apoyo. Si tuviera capacidad para contestar a cada persona que envía sus palabras de apoyo, lo haría.

¿Por qué elegiste la ilustración (arriba, derecha) para representarte en el Maratón de Cartas por los Derechos Humanos?
Es la representación que más se acerca a cómo podría ser si me hubieran permitido presentarme y expresarme como crea oportuno. Ni siquiera después de declararme mujer transgénero en 2013, he podido expresarme como mujer en público. Así que trabajé con la artista californiana Alicia Neal para bosquejar un retrato realista que represente con más exactitud quién soy.

Lamentablemente, dadas las normas vigentes en las instalaciones de reclusión militares, es muy improbable que me hagan fotografías hasta que quede en libertad, algo que, pese a la libertad condicional y el indulto, podría no tener lugar hasta que pasen otros dos decenios.

Amnistía Internacional respeta los puntos de vista de las personas entrevistadas, pero no comparte necesariamente las opiniones expresadas. >

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