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Kostas y Zabi sufrieron una brutal agresión en la plaza de Varnava, en Atenas, en agosto de 2014. © AI

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Brutal agresión de una pareja gay griego-paquistaní en Atenas

Por Eliza Goroya, Amnistía Internacional,

En agosto de 2014, Kostas, profesor de arte, y Zabi, solicitante de asilo, sufrieron una brutal agresión en la plaza de Varnava, en Atenas, Grecia. Para conmemorar el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, que se celebra el 17 de mayo, ambos explican el temor que, a causa de la agresión, sienten respecto a su seguridad.


Kostas:Nos habíamos conocido un par de meses antes, en el Desfile del Orgullo de Atenas, y habíamos decidido irnos a vivir juntos. Vivíamos en un pequeño estudio en el centro de Atenas. Un día, a finales de agosto, fuimos a hacer unas compras, y yo sugerí que nos quedáramos en la calle un rato, en lugar de volver a casa.
Vine aquí en busca de una vida más digna. En Pakistán la situación es realmente difícil para los gays. Estás en peligro constante, las personas como nosotros no gozamos de reconocimiento, derechos ni protección. 
Zabi:Nos sentamos en un banco en la plaza de Varnava, cerca de casa. Hacía muchísimo calor, y en la calle soplaba una brisa agradable. La plaza estaba relativamente vacía. Atenas está tranquila en esa época del año, todo el mundo está fuera. Sólo estábamos nosotros, la tienda de la esquina, que estaba echando el cierre, y un grupo de jóvenes en el otro extremo de la plaza.

K:No les prestábamos mucha atención. Estábamos allí sentados, charlando y riéndonos. No me podía imaginar lo que iba a suceder. Dos de ellos se nos acercaron por detrás en una motocicleta y nos arrojaron un cubo de agua sucia. Tras la conmoción inicial, Zabi, sensato, quiso marcharse. Yo estaba paralizado. Me volví a sentar tratando de tranquilizarme antes de volver a casa. Gran error: uno por uno, vinieron corriendo hacia nosotros y empezaron a darnos puñetazos y patadas.

Z: Había 12 o 15. Demasiados. No paraban de golpearnos.

"Me rompieron la pierna por tres sitios"

K: Creo que sabían que éramos pareja, y nos atacaron por eso, no por el color de la piel de Zabi. Lo último que vi fue cómo arrojaban a Zabi al suelo. Vi que le daban patadas. Después, ya no pude ver más. Me di cuenta de que tenía la cabeza y el torso dentro de un cubo de basura que habían vuelto del revés. Me arrojaron al suelo, y unos segundos después me rompieron la pierna por tres sitios.

K:La policía llegó, pero nadie me hablaba directamente. El agente no se acercaba a mí, como si yo tuviera algo contagioso. El único motivo por el que este asunto no se ha ocultado bajo la alfombra es que dio la casualidad de que un periodista pasaba por allí. A partir de entonces, se empezó a hablar de nosotros como “el incidente de la plaza Varnava”.

Fue una tragedia. Tardé meses en recuperarme. Tuve que someterme a cirugía, por supuesto. El caso afectó seriamente a mi trabajo, y a mi salud mental; los dos pasamos una temporada realmente dura. Ahora, es posible que la pierna se me haya curado pero, cada vez que veo un acto de violencia, todo me viene de nuevo a la cabeza, todo el horror y el miedo. Fue espantoso.

Y no se ha castigado a nadie por esto. La policía debería esforzarse más.

Z: No creo que lo manejaran bien.

Kostas y Zabi se conocieron cuando el Desfile del Orgullo de Atenas celebraba su décimo aniversario. La agresión que sufrieron saltó a los medios porque un periodista pasaba por ahí cuando sucedieron los hechos. © AI


“No se reconocen nuestros derechos”

La policía llegó, pero nadie me hablaba directamente. El agente no se acercaba a mí, como si yo tuviera algo contagioso.
K: Cuando nos conocimos, el Desfile del Orgullo de Atenas celebraba su décimo aniversario. Yo estaba encantado de que la comunidad creciera cada vez más, pero las cosas apenas han cambiado para las personas LGBTQI en Grecia. El conocer a Zabi fue una hermosa sorpresa. Cuando lo conocí, no me preocupó lo más mínimo que fuera extranjero, simplemente él me gustó.

Z: Desde entonces no nos hemos separado, hace ya casi un año. Pero tuvimos que mudarnos a otra zona a causa de la agresión. Y entonces volvió a suceder: fui agredido de nuevo.

K: No para de sucedernos, a nosotros y a personas a las que conocemos. No nos sentimos seguros. Nuestra primera reacción fue tratar de salir de Grecia, ir a otro lugar, a algún sitio más seguro… Aquí no se reconocen ni nuestra relación ni nuestros derechos. Es como si el gobierno permitiera las agresiones al no reconocer nuestra relación, al no reconocer que somos reales. Que tenemos derecho a existir, sin peligro. El nuevo gobierno dijo que quería mejorar la situación, poner fin a los crímenes de odio y reconocer las parejas del mismo sexo y, por supuesto, eso está bien. Pero es algo que debería haberse hecho hace mucho, antes de que tuviéramos que llorar a las víctimas. ¡Y todavía no se ha hecho!

Z:A mí también me resulta raro. Vine de Cachemira a Grecia en 2009. Fue un viaje peligroso: nos escondieron como a animales en camiones, ataúdes… Me detuvieron, y ahora, por fin, estoy a la espera de conocer el resultado de mi solicitud de asilo.

Vine aquí en busca de una vida más digna. En Pakistán la situación es realmente difícil para los gays. Estás en peligro constante, las personas como nosotros no gozamos de reconocimiento, derechos ni protección. Aquí las cosas son un poco mejores, pero luego está el racismo. Y en Grecia tampoco hay reconocimiento, derechos o una protección sustancial para las personas LGBTQI.

Es como si no existiéramos.

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