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"Aunque guardaba silencio, se notaba el dolor que estaba soportando"

Ali (nombre ficticio para preservar la seguridad del testigo),

Un testigo narra la flagelación a la que fue sometido Raif Badawi el pasado viernes 9 de enero. El activista saudí fue condenado a 10 años de prisión y mil azotes por crear un sitio web dedicado al debate público. Cada viernes será sometido a 50 azotes más hasta cumplir la condena. Ayúdanos a parar esta barbarie.>
Cuando los fieles vieron un furgón policial junto a la mezquita, supieron que alguien iba a ser azotado ese día.
Se reunieron formando un círculo y los viandantes fueron uniéndose a ellos hasta formar una multitud. Sin embargo, nadie sabía por qué iban a castigar al detenido. "¿Es un asesino?", se preguntaban. "¿Un delincuente? ¿Será por no rezar?"

La policía condujo a Raif Badawi hasta la plaza situada frente a la mezquita de Al Jafali, en Yidda, poco después del mediodía. Había una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad, y no solo en torno a Raif, sino también en los alrededores de la mezquita y en las calles vecinas. De hecho, algunas de ellas estaban cortadas.

Sacaron a Raif de un autobús, escoltado por ocho o nueve policías, y lo condujeron hasta el centro de la multitud. Estaba inmovilizado con esposas y grilletes, pero llevaba el rostro descubierto, así que todos podíamos verle la cara.

Raif, todavía encadenado, permanecía de pie en el centro de la multitud. Iba vestido con camisa y pantalones.

Un agente de seguridad se acercó a él por detrás con una enorme vara y empezó a azotarle con ella.

Raif alzó el rostro hacia el cielo, cerró los ojos y arqueó la espalda; aunque guardaba silencio, se le notaba en la cara y en la postura el dolor que estaba soportando.

El agente siguió golpeando a Raif en la espalda y en las piernas mientras contaba los azotes, hasta llegar a 50.

El castigo duró unos cinco minutos. Fue muy rápido, sin pausas entre los golpes.

Cuando terminó, la multitud gritó "¡Allah-hu Akbar! ¡Allah-hu Akbar!", como si Raif hubiera sido purificado.

Después, se lo llevaron de vuelta a la prisión en el autobús. En total, todo terminó en menos de media hora.

Ayúdanos a poner fin a esta pena tan perversa y cruel. Firma nuestra acción y exige al rey de Arabia Saudí que detenga la flagelación y ponga en libertad de forma inmediata a Raif Badawi.>

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