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Pedro Ivo, 19 años, vivía en la favela de Acari en Río de Janeiro. El 17 de julio de 2014 se detuvo brevemente para hablar con su amigo Lucas, de 17 años. En ese momento policías militares llegaron disparando y todo el mundo empezó a correr. Las balas alcanzaron a ambos. Sus cuerpos quedaron tirados en el suelo, a un metro de distancia uno del otro.

Vitor Santiago Borges no murió, pero en un incidente similar perdió parte de una pierna y quedó postrado en la cama parapléjico. Un grupo de soldados que ocupaba el complejo de favelas de Maré, también en Río, tiroteó el coche en el que regresaba a su casa, junto a cuatro amigos, el 13 de febrero de 2015.

Quienes vivimos aquí somos todos sospechosos. Eso no es justo. Le podía haber pasado a cualquiera. Pero me pasó a mí. Y me destrozaron la vida.
Vitor, herido en tiroteo militar.

BrasilLo escandaloso es que miles de estas muertes fueron causadas por las fuerzas de seguridad que debían proteger a la poblaciónjuegos olímpicos Río 2016<link>