Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

© Cüneyt Uç

Blog

La Marcha de la Sal: Gandhi y la no violencia para conseguir derechos

Por Vega Alonso del Val (@VegaAlonsoV), colaboradora de Amnistía Internacional,

Es una de las imágenes icónicas de la Historia, la de Mahatma Gandhi caminando, apoyado en un bastón de bambú, junto a otros seguidores para denunciar el monopolio británico sobre las minas de sal de la India. Una protesta no violenta que arrancaba el 12 de marzo de 1930. Fue el paso previo a la independencia del Reino Unido y una inspiración para otros movimientos sociales.

Más de 300 kilómetros fue la distancia recorrida por Gandhi desde su retiro religioso en Sabermanti, en el oeste de India, hasta Dandi, en la costa del mar Arábico, en lo que se conoce como la Marcha de la Sal. Un recorrido que duró casi un mes y que logró llamar la atención de la prensa internacional. En su transcurso fue sumando a miles de personas por el camino, transformando el pequeño grupo de manifestantes inicial en una procesión de kilómetros.

Foto histórica de la Marcha de la Sal que se inició un 12 de marzo de 1930

Foto histórica de la Marcha de la Sal que se inició un 12 de marzo de 1930. Foto de Dena van der Wal, CC BY-NC-SA 2.0 vía Flickr

¿Qué hizo Gandhi en la Marcha de la Sal?

Previamente a iniciar este recorrido, Gandhi había enviado una carta al virrey de la India, Lord Irwin, pidiéndole eliminar el impuesto a la sal. Y es que desde 1882 Gran Bretaña controlaba el comercio de sal de la India, prohibiendo a la población india recolectar o vender el mineral, y obligándolos así a comprarlo a los comerciantes británicos a un alto costo. Además de este monopolio, el gobierno británico cobraba un impuesto sobre la sal que gravaba, sobre todo, a la población más pobre. También hay que tener en cuenta que, en esos momentos, la sal era fundamental para la conservación de alimentos.

Tras no obtener respuesta a su carta, Gandhi decidió desafiar la Ley de la Sal siguiendo sus convicciones pacifistas e iniciando lo hoy conocemos como la Marcha de la Sal, que se produjo sin ningún tipo de violencia y pasando por decenas de pueblos. Además de denunciar el impuesto al alimento que da nombre a la marcha, Gandhi también denunció el sistema de castas de la India y la falta de derechos de las clases más bajas.

Memorial en recuerdo de la Marcha de la Sal

Memorial en recuerdo de la Marcha de la Sal. Foto Sushant savla, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Marcha de la Sal, consecuencias

Cuando la Marcha de la sal llegó a su final, el 6 de abril de 1930, Gandhi llevó a cabo otro acto simbólico de su protesta pacifista: se sumergió en el Mar Arábigo y caminó hasta la orilla donde estaban los depósitos de sal. Gandhi cogió un puñado de arena rica en sal, lo levantó haciendo la señal de triunfo y pronunció las famosas palabras: “Con este sencillo acto sacudo los cimientos del imperio británico”.

>Durante las siguientes semanas, miles de personas se unieron a la causa en todo el país para recolectar ilegalmente la sal. Ante esta ola de desobediencia civil, más de 60.000 personas fueron detenidas, incluido el propio Gandhi después de transmitir su intención de liderar una redada pacífica en una planta de sal del gobierno en Dharasana. Sin embargo, los seguidores de Gandhi siguieron con la lucha. El 21 de mayo, unas 2.500 personas, entre ellos la poeta Sarojini Naidu, ignoraron las advertencias de la policía y avanzaron pacíficamente hacia los depósitos de salinas de Dharasana. Fueron golpeados por la policía y dos personas fallecieron. La brutal represión conmocionó al mundo.

Gandhi se convirtió en todo un héroe nacional. También su forma de reivindicar derechos sin alentar a la fuerza armada y promoviendo la resistencia pacífica y otros modos de oposición como las huelgas de hambre. Su fama creció de tal forma que la revista Time le nombró ‘Hombre del año’ en 1930. Un año más tarde fue puesto en libertad y llegó a un acuerdo con el virrey británico, Lord Irwin, para liberar a otros presos y reconocer el derecho de los indios a explotar los recursos salinos. Además, viajó a Londres como el único representante del Congreso Nacional Indio para participar en la mesa redonda para modificar la Constitución de la India. Allí se encontró con la negativa a aceptar la independencia y el desprecio de políticos como Winston Churchill. La independencia india tendría que esperar aún hasta 1947, sólo unos meses antes de que Gandhi fuera asesinado.

Foto de estudio de Gandhi realizada en Londres en 1931. Gandhi lideró la protesta pacífica conocida como Marcha de la Sal

Foto de estudio de Gandhi realizada en Londres en 1931. Foto de Elliott & Fry, Public domain, via Wikimedia Commons

Gandhi, fuente de inspiración

La filosofía y principios de no violencia de Gandhi han sido fuente de inspiración para otros movimientos sociales y líderes que han luchado contra gobiernos que violaban los derechos humanos. Es el caso de Rosa ParksyMartin Luther Kingcontra la discriminación racial en Estados Unidos. También Nelson Mandela, quien asumió la desobediencia civil para neutralizar el apartheid o Bayard Rustin, activista por los derechos civiles en Estados Unidos, quien organizó protestas contra la segregación en los autobuses.

Son ejemplos de cómo se puede trabajar por los derechos humanos sin usar la violencia. Además, Amnistía Internacional recuerda que toda persona tiene derecho a protestar pacíficamente, y que los Estados tienen el deber de respetar, facilitar y proteger este derecho. Es decir, que no deben interferir en las protestas, a menos que exista una amenaza legítima para la seguridad y los derechos de otras personas.

Sin embargo, en muchos casos, la intervención de las autoridades del Estado es lo que hace que alteraciones, por lo demás pacíficas, se tornen peligrosas y violentas. Además, aunque todas las personas tenemos el mismo derecho a protestar pacíficamente, es importante reconocer que las formas de discriminación, desde la edad hasta el género y la raza, dificultan el acceso de algunas personas a esos derechos.

Una manifestante sostiene un retrato de Mahsa Amini durante una manifestación en su apoyo de Amini. La joven iraní falleció tras ser detenida en Teherán por la policía de moralidad. En la televisión estatal hicieron oficial su muerte el 16 de septiembre tras pasar tres días en coma. © Ozan KOSE / AFP vía Getty Images

El derecho a la protesta

Amnistía Internacional lleva mucho tiempo trabajando para proteger y ampliar el poder de la protesta en la defensa y la promoción de los derechos humanos. Para hacer frente a la agresión generalizada a la capacidad de protestar, la campaña Protejamos la protesta denuncia las violaciones del derecho a protestar y apoya a los movimientos en sus demandas de rendición de cuentas. Esta campaña pide a los gobiernos que transmitan el mensaje de que hay que proteger a quienes protestan y los exhorta a que eliminen los obstáculos y las restricciones injustificadas para poder ejercer el derecho a la protesta pacífica. Protejamos la protesta para proteger y estar del lado de las personas que se atreven a alzar su voz a favor de los derechos humanos.

Existen muchas causas por las cuales estoy dispuesto a morir, pero ninguna por la cual esté dispuesto a matar”, Mahatma Gandhi, 1927.

Contigo somos independientes

Amnistía Internacional lo forman personas que defienden una humanidad justa y libre alrededor del mundo. Personas como tú, que creen en nuestro trabajo. Por eso, si tú también defiendes los derechos humanos, te necesitamos para seguir siendo independientes. Puedes hacerlo desde aquí en menos de un minuto, con cuotas a partir de 4 € al mes.

Nos mantenemos firmes con nuestros principios: no aceptamos ni una sola subvención de ningún gobierno, ni donaciones de partidos políticos.

Haz posible nuestra independencia.