Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

Qatar: Guardias de seguridad, sometidos a trabajo forzoso

Guardias de seguridad en el estadio Khalifa International en Doha, Qatar. Maja Hitij / Getty Images.

Amnistía Internacional ha llegado a la conclusión de que, en Qatar, los guardias de seguridad trabajan en unas condiciones que constituyen trabajo forzoso, incluso en los proyectos relacionados con la Copa Mundial de la FIFA 2022. En su nuevo informe, Creen que somos máquinas, la organización ha documentado las experiencias de 34 personas empleadas actualmente o en el pasado por ocho empresas de seguridad privada en Qatar.

El personal de seguridad entrevistado, en su totalidad trabajadores y trabajadoras migrantes, describió que es habitual trabajar 12 horas al día, 7 días a la semana, a menudo durante meses o incluso años, sin un día descanso. La mayoría dijeron que sus entidades empleadoras se negaban a respetar el día de descanso semanal que establece la legislación qatarí, y que los trabajadores y trabajadoras que de todas formas se tomaban el día de descanso que les correspondía se enfrentaban a ser sancionados con deducciones salariales arbitrarias. Un hombre describió su primer año en Qatar como “la supervivencia del más fuerte”.

En 2017, Qatar puso en marcha una prometedora agenda para abordar problemas relacionados con el trabajo. En el país se han aprobado importantes reformas jurídicas, como un nuevo salario mínimo y un mejor acceso a la justicia, y se han derogado aspectos clave del abusivo sistema de patrocinio (kafala). No obstante, estas reformas no se están aplicando de manera efectiva. Es más, muchos de los abusos documentados por Amnistía Internacional son vulneraciones de leyes y normativas qataríes que están en vigor desde antes de las reformas.

Todos los abusos que desvelamos derivan del enorme desequilibrio de poder que sigue existiendo entre las entidades empleadores y la población trabajadora migrante en Qatar, lo que indica que sigue habiendo importantes brechas en la aplicación de la legislación laboral por parte de las autoridades. Muchos de los guardias de seguridad con los que hablamos sabían que sus entidades empleadoras estaban infringiendo la ley, pero se sentían impotentes para cuestionarlas. Los trabajadores, que están física y emocionalmente agotados, siguieron yendo a trabajar bajo la amenaza de sanciones económicas, o peor, bajo la de la finalización de su contrato o la de deportación”, ha afirmado Stephen Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.

“Pese a los avances que ha hecho Qatar durante los últimos años, nuestra investigación indica que los abusos en el sector de la seguridad privada —cuyos servicios serán cada vez más demandados durante la Copa Mundial— siguen siendo sistemáticos y estructurales. Las entidades empleadoras siguen explotando a sus trabajadores y trabajadoras a la vista de todo el mundo, y las autoridades qataríes deben adoptar medidas urgentes para proteger a estas personas y hacer rendir cuentas a los responsables de los abusos.”

Amnistía Internacional pide a Qatar que investigue con urgencia los abusos en el sector de la seguridad privada, publique sus conclusiones y ofrezca resarcimiento a los trabajadores, lo que debe incluir garantizar que disfrutan de descanso y salarios adecuados. Qatar también debería hacer público un plan de acción pormenorizado para abordar de manera efectiva las prácticas de trabajo forzoso en el sector.

Abusos en lugares relacionados con la Copa Mundial

Entre abril de 2021 y febrero de 2022, Amnistía Internacional realizó entrevistas exhaustivas a 34 personas que trabajan actualmente o han trabajado como guardias de seguridad, supervisores o encargados de seguridad. Dichas entrevistas se fundamentaron en investigaciones anteriores efectuadas en 2017 y 2018, cuando la organización entrevistó a 25 guardias de una empresa de seguridad. La coherencia de sus relatos sobre distintas empresas indica que los abusos que afrontaron son sistémicos, y no incidentes aislados.

Las 34 personas entrevistadas para el último informe estaban empleadas por ocho empresas privadas distintas, que han proporcionado servicios en lugares como ministerios gubernamentales y estadios de fútbol, así como en otros proyectos de infraestructuras que serán esenciales para la celebración de la Copa Mundial 2022, como hoteles, sistemas de transporte e instalaciones deportivas. Al menos tres empresas han proporcionado seguridad en torneos de la FIFA, incluidas la Copa Mundial de Clubes de la FIFA de 2020 (aplazada a 2021) y la Copa Árabe de la FIFA 2021.

En 2020, la FIFA y su socio en Qatar, el Comité Supremo de Gestión y Patrimonio, se comprometieron a hacer más por mejorar las condiciones de trabajo y de vida de las personas empleadas en el sector servicios y en el hotelero en Qatar.Las normas laborales mejoradas se han ampliado para abarcar a los trabajadores y trabajadoras del sector servicios en la Copa Mundial, y los organismos han puesto en marcha otras iniciativas, especialmente para el personal hotelero. Sin embargo, estas promesas siguen sin materializarse totalmente en el sector de la seguridad, tal como ilustra el informe de Amnistía Internacional.

“Creen que somos máquinas”

La legislación y las normativas qataríes limitan las horas de trabajo a un máximo de 60 por semana, incluidas las horas extras, y establecen de manera clara que todo el mundo tiene derecho a un día de descanso remunerado por semana; por lo tanto, reflejan el derecho y las normas internacionales: el descanso es un derecho humano fundamental.

Pese a ello, 29 de los 34 guardias de seguridad contaron a Amnistía Internacional que, de manera habitual, trabajaban 12 horas al día, y 28 dijeron que también de manera habitual se les negaba el día de descanso, con lo que muchos de ellos trabajaban 84 horas a la semana, durante varias semanas seguidas.

Milton*, de Kenia, trabajó para una empresa de seguridad en un hotel hasta 2021. Dijo que, en un día normal, salía de su alojamiento a las 6.30 de la mañana y regresaba a las 8 de la tarde, y que a menudo pasaba meses sin un solo día de descanso. Abdul, de Bangladesh, trabajó como guardia de seguridad desde 2018 hasta mediados de 2021, y dijo que no había tenido ni un día de descanso en tres años.

Zeke, de Uganda, trabajó en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en febrero de 2021. Contó a Amnistía Internacional cómo había superado una semana de capacitación de preparación para el torneo. La sesión de 8 horas se impartía inmediatamente después de su turno diario.

“Imagina trabajar en turnos de 12 horas y que después te lleven al centro de formación para hacer la capacitación durante otras 8 horas. Toda la noche. Luego vuelves al trabajo a las 5 de la mañana; duermes 4 horas, y vas a la capacitación toda la semana. Creen que somos máquinas”, dijo Zeke.

Sin descanso

Para tomarse el día de descanso al que tienen derecho por ley, los guardias de seguridad tenían que pedir la autorización expresa de sus entidades empleadoras, que a menudo se la negaban; y tomarse un día de descanso sin permiso podía dar lugar a deducciones salariales, constitutivas de trabajo forzoso. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) entiende por trabajo forzoso todo trabajo que no se ofrece voluntariamente o que se realiza bajo la amenaza de sanción, incluidas sanciones económicas.

Edson, de Uganda, dijo de su entidad empleadora: “Te decían: ‘no tenemos suficiente seguridad, así que tienes que trabajar’. No teníamos alternativa. Si tu supervisor te dice que vayas a trabajar, tienes que ir, o te aplican una deducción salarial.”

Jacob, también de Uganda, trabajaba para una empresa vigilando las carreteras de acceso y recibiendo envíos en el Estadio Internacional Jalifa. Contó a Amnistía Internacional que tomarse sin permiso el día de descanso obligatorio podía acarrear una sanción de hasta 200 riales (equivalente a más de cinco días de sueldo).

Muchos guardias viajaron a Qatar habiendo pagado cuantiosas tasas de contratación y al llegar se dieron cuenta de que el salario y las condiciones de trabajo eran muy distintas a lo prometido. Con frecuencia, los trabajadores sienten que no pueden quejarse, por miedo a las consecuencias, como explica Lawrence, de Kenia:

“Te dicen que en el trabajo tienes una hora de descanso para comer, pero no tenemos ninguna y no te pagan. Dicen que el viernes es día de descanso, pero es un día de descanso que tú no tienes [...]. No puedes quejarte, si lo haces, te rescinden el contrato y te deportan.”

Amnistía Internacional también concluyó que cuatro de las empresas que figuran en el informe siguen sin pagar por las horas extras la tarifa requerida por ley, lo que significa que en algunos casos están estafando a los guardias cientos de riales (a veces hasta ocho días de sueldo) cada mes.

Sanciones por enfermedad y por ir al baño

La legislación qatarí exige a los trabajadores demostrar que están enfermos desde el primer día de ausencia, con un justificante expedido por un médico aprobado por su entidad empleadora. No obstante, en un contexto en el que la población trabajadora migrante puede tener dificultades para acceder a atención médica, por ejemplo, a causa de su ubicación o de la ausencia de tiempo libre, como se ha descrito antes, esta norma a menudo es poco realista y permite a las entidades empleadoras seguir sancionando a los trabajadores.

Ben, de Uganda, contó a Amnistía Internacional que había trabajado 18 meses seguidos sin un solo día de descanso. Un día de 2021 enfermó y se quedó en casa. Ben contó que su supervisor le dijo que no tenía suficiente mano de obra como para que él se tomara un día de descanso por enfermedad, y le descontaron dos días de trabajo de su salario, uno por el día de ausencia y otro por no aportar justificante médico.

Algunos guardias denunciaron haber sido objeto de cuantiosas sanciones económicas por “faltas” como no llevar el uniforme adecuadamente o abandonar su puesto para ir al baño sin que nadie ocupe su lugar.

Juma describió que se sentían impotentes a la hora de cuestionar dichas sanciones: “No hay forma de oponerse a ellas. Sí, conocemos las reglas y lo que dice la legislación laboral, pero, ¿cómo podemos recurrir las sanciones? No estamos en posición de hacerlo.”

La población trabajadora migrante en Qatar tiene prohibido formar sindicatos o afiliarse a ellos, lo que exacerba el desequilibrio de poder.

Condiciones laborales y de vida terribles

A 15 de los guardias entrevistados por Amnistía Internacional se les hacía trabajar a la intemperie bajo un intenso calor, incluso durante los meses de verano cuando se supone que el trabajo en el exterior está restringido, y, en algunos casos, sin un lugar en el que protegerse del sol y sin agua apta para el consumo. Todo esto a pesar del peligro bien documentado que los golpes de calor acarrean para la vida de los trabajadores.

Desde 2017, Qatar ha implementado restricciones al trabajo en el exterior durante los meses más calurosos. En 2021, la prohibición de jornadas laborales en verano se amplió y a la población trabajadora migrante se le otorgó el derecho a dejar de trabajar si consideran que el calor representa un peligro para su salud. Sin embargo, la investigación de Amnistía Internacional muestra que las autoridades deben hacer más por aplicar las protecciones para quienes trabajan a la intemperie, incluidos los trabajadores y trabajadoras del sector de la seguridad.

Emmanuel, a quien hicieron trabajar en un hotel de lujo vigilando la piscina, el aparcamiento y la playa, dijo: “Incluso cuando hace mucho calor, a veces la legislación de Qatar establece que no se permite a nadie trabajar a la intemperie […], pero en lo que respecta a [los guardias de] seguridad, ¿a dónde pretenden que vayamos?”

De igual modo, aunque las autoridades qataríes habían emitido unas directrices claras sobre las condiciones de vida, 18 de los guardias de seguridad contaron a Amnistía Internacional que su alojamiento adolecía de hacinamiento y condiciones insalubres.

Racismo

Amnistía Internacional también ha documentadodiscriminación por motivos de raza, origen nacional e idioma. Los guardias de seguridad entrevistados para este informe, mayoritariamente de Uganda y Kenia, dijeron que a los trabajadores de África subsahariana normalmente se les asignan lugares con condiciones de trabajo más duras, como aquellas que requieren trabajar a la intemperie con calor durante largos periodos. También dijeron que recibían salarios más bajos que los de otros guardias, en particular los de habla árabe, por realizar los mismos trabajos.

Asher, de Kenia, estuvo asignado en varios lugares en Qatar hasta 2021. Dijo:“Nos pagan según nuestra nacionalidad. Puedes ver a un keniano que gana 1.300, pero por el mismo trabajo de seguridad un guardia de Filipinas gana 1.500. Un tunecino, 1.700. El salario depende de la nacionalidad.”

Omar afirmó que sus jefes recurrían a estereotipos racistas para justificar el trato duro y discriminatorio hacia él y sus compañeros:“Te dicen: ‘eres africano, puedes trabajar 12 horas porque eres fuerte’.”

Los casos de discriminación racial son un reflejo de las conclusiones de la relatora especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de racismo, que visitó Qatar a finales de 2019. Aunque Qatar no cuenta con una ley específica que prohíba la discriminación racial, dicho trato vulnera la Constitución del país y el derecho internacional.

Vinculación directa de la FIFA con entidades empleadoras abusivas

La FIFA y el Comité Supremo no renovaron los contratos con dos de las tres empresas que proporcionaban seguridad en las sedes de la Copa Mundial y las denunciaron ante el Ministerio de Trabajo tras hallar indicios de algunas de las cuestiones documentadas por Amnistía Internacional. Con todo, ninguno de los dos ofreció información suficientemente detallada como para valorar si esta desvinculación se llevó a cabo de manera responsable, transparente y como último recurso. La investigación de Amnistía Internacional también indica que tanto la FIFA como el Comité Supremo tendrían que haber sido conscientes mucho antes de la probabilidad de que se cometieran abusos.

Ni la FIFA ni el Comité Supremo llevaron a cabo un proceso adecuado de diligencia debida antes de contratar a las empresas, y agravaron esta situación cuando no identificaron ni abordaron los abusos de manera oportuna. Por consiguiente, ambos organismos se beneficiaron de los servicios de estas empresas mientras los abusos estaban teniendo lugar, y tienen la responsabilidad de proporcionar resarcimiento, o de cooperar para que se proporcione, a los trabajadores que sufrieron abusos laborales mientras desempeñaban su labor en lugares y acontecimientos relacionados con la Copa Mundial.

“A pocos meses de la celebración de la Copa Mundial, la FIFA debe centrarse en hacer más por prevenir abusosen el intrínsecamente peligroso sector de la seguridad privada, de lo contrario, el torneo estará plagado de abusos”, ha sostenido Stephen Cockburn.

“En términos más generales, la FIFA también debe aprovechar su influencia para presionar a Qatar a fin de que aplique mejor sus reformas y haga cumplir su legislación. El tiempo se agota rápidamente; si no se establecen mejores prácticas ya, se seguirán cometiendo abusos mucho después de que los aficionados hayan regresado a sus hogares.”

Información complementaria

Amnistía Internacional ha obviado los nombres de las ocho empresas en su informe, debido al riesgo de desvinculación de clientes importantes con poca antelación, lo que podría dar lugar a despidos y empeorar la situación de la población trabajadora migrante. No obstante, Amnistía Internacional ha proporcionado información pormenorizada al Ministerio de Trabajo de Qatar, así como a la FIFA y al Comité Supremo de Gestión y Patrimonio cuando procedía, e insta a éstos a seguir investigando.

En respuesta a las alegaciones de Amnistía Internacional, el Ministerio de Trabajo de Qatar reconoció que “es necesario abordar de manera inmediata los casos individuales de actos ilícitos”. Sin embargo, cuestionó que dichos casos constituyeran “problemas subyacentes en el robusto sistema que Qatar ha aprobado”, y declaró que “la prevalencia de empresas que incumplen las normas está disminuyendo y lo seguirá haciendo a medida que arraiguen las medidas de aplicación de la ley y aumente el cumplimiento voluntario entre las entidades empleadoras.”

El Comité Supremo afirmó que, con independencia de las normativas o de los sistemas de control, algunos contratistas siempre tratarán de “soslayar el sistema”. Continuó reafirmando su compromiso de abordar y rectificar las infracciones. La FIFA proporcionó información complementaria, pero no respondió a las alegaciones de Amnistía.

* Los nombres de todas las personas se han modificado para protegerlas de posibles represalias.

Contigo somos independientes

Amnistía Internacional lo forman personas que defienden una humanidad justa y libre alrededor del mundo. Personas como tú, que creen en nuestro trabajo. Por eso, si tú también defiendes los derechos humanos, te necesitamos para seguir siendo independientes. Puedes hacerlo desde aquí en menos de un minuto, con cuotas a partir de 4 € al mes.

Nos mantenemos firmes con nuestros principios: no aceptamos ni una sola subvención de ningún gobierno, ni donaciones de partidos políticos.

Haz posible nuestra independencia.