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Israa al-Taweel fue liberada el pasado mes de diciembre. Estaba en la cárcel sin cargos ni juicio. Sin atención médica adecuada hubiera podido dejar de caminar. Amnistía Internacional España recogió más de 34.000 firmas pidiendo su liberación. ¡Gracias a todas las personas que participaron! © Private

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Una chica corriente llamada Israa al-Taweel

Por Rocío Lardinois de la Torre, Equipo Norte de África Amnistia Internacional España,

Una multitud de fotógrafos se apiña a las puertas de la comisaría de Bulaq, en el viejo Cairo. Quieren captar los primeros momentos de libertad de Israa al-Taweel. El juez la ha puesto en libertad por razones médicas, pero, hasta que no la vean, no se lo creerán. Cada quince días, el fiscal la ha devuelto a la cárcel de mujeres de al-Qanater. Han transcurrido así seis meses.


“Ahí está Israa, escoltada por sus abogados”. “Gracias a todos”, “Israa, unas palabras”. Quiero comer”,

¡Libertad y tratamiento para Israa! Más de treinta y cuatro mil personasapoyaron la campaña de Amnistía Internacional España. En la imagen Duaa abraza a su hermana Israa a la salida de la cárcel. Fuente Facebook >
Todo está como lo dejó. Sus gatos, su cámara de fotos. Parece un sueño. Israa había oído hablar de desapariciones pero no imaginaba que pudiera ocurrirle a ella. Las fuerzas de seguridad secuestran a jóvenes camino de la facultad, en el trabajo, en los cafés, en sus casas. Las autoridades niegan que estén detenidos. Unos reaparecerán en algún juicio; de otros nunca se sabrá nada. El 1 de junio, Israa sale a cenar con dos amigos. No vuelve a casa. Durante dos semanas, no hay noticias. La familia sospecha que ha sido detenida pero no aparece en los registros de ninguna comisaría. Una nueva campaña va ganando apoyos: “¿dónde está Israa al-Taweel?”

En el centro de la seguridad nacional de El Cairo, los detenidos pasan el día maniatados, con los ojos vendados y el cuerpo molido a golpes y electricidad. Los veteranos se preguntan qué ha sido de Israa al-Taweel. En la celda de al lado, la oían llorar y decir: “yo no he hecho nada, sólo salimos a cenar. No estoy ni con unos ni con otros”. “¿Cómo te llamas?”, le preguntaron. ¡Que no le pase nada a Israa!, pensaban cada vez que se abría la puerta contigua. Dos semanas después, Israa reaparecía en la cárcel de al-Qanater.

Israa mira la página que crearon sus hermanas cuando desapareció, los mensajes de apoyo, los artículos en lenguas que no entiende, las peticiones... “Escribid sobre los presos olvidados”, pide una campaña en las redes sociales egipcias. Escribid sobre aquellos que fueron detenidos a las puertas del trabajo, en sus casas, a la salida de un restaurante. Si no fuera por la presión internacional, Israa seguiría en prisión. Se siente afortunada.

Cuando llega un detenido nuevo al centro de la seguridad nacional, sus compañeros de celda le preguntan tres cosas: “¿Cómo te llamas? ¿Qué te trajo aquí? ¿Qué ha sido de Israa al-Taweel?” “Estuvo aquí, le dicen, y luego no supimos nada de ella”. Con los ojos vendados y el cuerpo dolorido, el nuevo les dará una buena noticia. ¡Israa ha sido liberada! Y se ríen.

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