Atena Daemi no se merece el trato que está recibiendo desde hace ya 7 años. Las autoridades iraníes deben liberarla de inmediato y deben poner fin a este tipo de actuaciones que violan manifiestamente los derechos humanos.
El 21 de octubre se cumplen 7 años desde la detención y encarcelamiento de la defensora de derechos humanos Atena Daemi. Esta valiente mujer y activista iraní está cumpliendo una condena de 14 años tras ser declarada culpable de cargos relacionados con la seguridad nacional, en un juicio manifiestamente injusto que sólo duró 15 minutos y que se celebró junto al de otros tres activistas. Los cargos por los que fue condenada son los de "reunión y conspiración para cometer delitos contra la seguridad nacional", "difundir propaganda contra el sistema" e "insultar al fundador de la República Islámica de Irán y al Líder Supremo”.
En realidad lo que Atena siempre ha hecho es defender de forma pacífica sus principios, en concreto su oposición a la pena de muerte. En Facebook y Twitter criticó el historial de ejecuciones llevadas a cabo en Irán, distribuyó folletos contra la pena de muerte, participó en una protesta pacífica contra la ejecución de una joven iraní en 2014, o también visitó las tumbas de las personas muertas durante las protestas que siguieron a las controvertidas elecciones presidenciales de 2009.
El problema es que Irán es un país donde este tipo de actividades son las que en la mayoría de los juicios celebrados en contra de defensores y defensoras de derechos humanos se utilizan como prueba para condenarlos. Y una vez que están en la cárcel, sus protestas pacíficas por los malos tratos recibidos en prisión sirven para formular nuevas acusaciones y condenas que se acumulan a las ya recibidas, alargando injustamente sus estancias en las cárceles y dilatando su puesta en libertad, o siendo objeto de traslados punitivos a cárceles alejadas de sus familiares.
Atena Daemi lleva 7 años en la cárcel por defender los derechos humanos en Irán. © Private
Es lo que le ha pasado a Atena Daemi, que desde principios de este año se encuentra en la prisión de Lakan, en Rasht, provincia de Guilán, a casi 400 kilómetros de la residencia de su familia. Esto incumple tanto las normas internacionales como la legislación iraní, que exige que las personas presas sean recluidas, en la medida de lo posible, en prisiones cercanas a sus hogares. En su informe de julio de 2021, el Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Irán documentó el traslado punitivo de Atena Daemi a la prisión de Lakan y señaló con preocupación la pauta cada vez más frecuente de las autoridades iraníes de trasladar a "defensores de los derechos humanos a prisiones lejanas, lejos de sus familias, como castigo".
Además de estar lejos de su familia, Atena Daemi está siendo castigada por denunciar los malos tratos a las personas presas en la cárcel de Lakan y por denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas contra los presos y presas de conciencia y otras personas recluidas por motivos políticos en Irán. El pasado 17 de agosto, se hizo público un audio grabado por Atena en prisión en el que expresaba su preocupación por cómo los funcionarios de la prisión les obligaban a participar en ceremonias religiosas y a asistir a clases de religión. También relataba cómo las personas presas se ven obligadas regularmente a limpiar alfombras de seda a cambio de sumar minutos a sus tarjetas telefónicas, mientras se les pide que afirmen frente a una cámara de vídeo que se les paga un salario suficiente para cubrir los gastos de sus familias.
Desde entonces la capacidad de Atena Daemi para llamar a su familia está restringida y condicionada a la presencia de funcionarios de la prisión que monitorean las llamadas. Sólo ha podido hablar con sus familiares durante las visitas a la prisión al alcance del oído de los funcionarios.
Atena Daemi no se merece el trato que está recibiendo desde hace ya siete años. Las autoridades iraníes deben liberarla de inmediato y deben poner fin a este tipo de actuaciones que violan manifiestamente los derechos humanos.
